Por: Gerardo Moreno Valenzuela

En Sonora hay una discrepancia muy grande entre los casos de feminicidios que las autoridades registran oficialmente e investigan como tal y los que realmente cumplen con alguno o varios de los requisitos que el Código Penal establece, pues incluyen estos casos como relacionados a actividades criminales o que no se puede identificar a la víctima, y por eso no se investigan y quedan sin justicia.

La maestra y estudiante de doctorado del Colegio de Sonora, Lizette Sandoval, integrante del Colectivo Todas Mx-Sonora, ofreció una conferencia de prensa previó al 8M, donde presentó los avances de su investigación de tesis donde desde hace tres años analiza el tema del feminicidio y la desaparición de mujeres, donde logró generar una base datos amplia del 2015 al 2024.

Contexto de Violencia

Lizette Sandoval explicó que encontraron patrones de violencia en los casos de feminicidios y homicidios de mujeres en Sonora, donde por lo general el asesino es un hombre, las víctimas son cada vez más menores, hay asesinatos con fuerza, ocurren en domicilios particulares, pero también y cada vez con más frecuencia en la vía pública, creció la desaparición de mujeres y mujeres detectadas en fosas clandestinas.

“Gracias a esta base de datos hemos también hemos logrado ver que hay cambio de patrones de violencias en las mujeres aquí en Sonora a partir del 2019, es muy evidente, porque empiezan a encontrarse casos, con más frecuencia, de desapariciones de mujeres, de mujeres encontradas en fosas clandestinas cuerpos encontrados en la vía pública y crece el número de mujeres sin identificar y crece el número de mujeres baleadas en vía pública”.

En este contexto se encontró que de manera institucional se tiene un escenario de falta de información, por ejemplo, el Banco Estatal de Casos de Violencia contra las Mujeres (BAESVIM), no se actualiza en tiempo y forma, no se sabe a ciencia cierta cuántas mujeres aparecieron en fosas clandestinas, ni cuantas mujeres encontrado en la vía pública que están en estatus de no identificadas.

Algo grave es que no se sabe cuántas mujeres asesinadas contaban con antecedente de desaparición, y no se tiene información cualitativa de estos casos.

“A pesar de todos estos datos que podemos estar generando de los cambios y patrones en violencia, de manera institucional tenemos un escenario de falta de información, por ejemplo, el banco del Baessvim no se actualiza en tiempo y forma, y eso se ha venido señalando desde el 2017,»

Explicó que los casos de feminicidio y desaparición de mujeres se da en un contexto de violencia, donde tan solo en 2024 se registraron 19 mil 351 llamadas al 911 de violencia familiar, 905 casos de violación y abuso sexual, y un aumento del 41% en el incumplimiento de obligaciones paternales.

Diferencias en las cifras

El Código penal estipula que hay ocho causales para tipificar un asesinato de mujer como femicidio, que son: la victima presente signos de violencia, que le hayan infligido lesiones previas o después de la muerte, existan antecedentes de violencia, que haya existido una relación de confianza, si hubo amenazas, si la víctima fue incomunicada o privada de la libertad, si el cuerpo fue expuesto en la vía pública o si se aprovecharon que la mujer se encontraba sola o sin posibilidad de pedir auxilio.

Sin embargo, no considera feminicidios los cuerpos de mujeres encontrado en la vía pública que están sin identificar o que no se conoce al perpetrador, ni los casos donde se demuestre algún indicio de violencia criminal, hablando de levantones, fosas, ejecutados, si hay relación con algún supuesto grupo criminal.

Por eso la diferencia, porque ellas si consideran feminicidio cuando hay mujeres asesinadas en contexto de violencia, también los cuerpos encontrados en la vida pública, aunque estén sin identificar, y los casos de contexto de violencia criminal, porque cumplen con alguno de los requisitos del Código Penal.

“Por eso es que las brechas se abren, porque para nosotros con que cumpla con una causal ya lo podemos registrar como un feminicidio o posible feminicidio, entonces si no hay investigación tampoco se puede registrar que se trató de un feminicidio”.

Por ejemplo, en 2020 las autoridades reconocieron 32 femicidios pero la base de datos fueron 45; en 2021 la autoridad reportó 45 y en la base se registraron 76; en 2022 fueron 30 contra 55; y en 2023 la autoridad reportó 30 y la base encontraron 76.

Para el 2024 lograron catalogar 46 casos de feminicidio, además lograron acreditar cinco casos de víctimas de violencia criminal, pero el Baesvim reporta solo 20 feminicidios, sin embargo, se lograron detectar 26 casos donde fueron cometidos por la pareja, miembro de la familia o comunidad, es decir, los datos están mal.

Desaparición de mujeres

Precisó que de los 46 casos de feminicidio que se registraron en el 2024, un total de 30 estuvieron desaparecidas, tanto en reportes de colectivos como con denuncia formal, un porcentaje muy alto.

Además, precisó que solamente en las bases de datos oficiales del Baesvim se registraron 169 desapariciones de mujeres durante el 2024, una cifra muy alta. Mientras que en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas, creció un 200.4% el número de personas desaparecidas en Sonora, comparando el 2023 con el 2024.

“Esto es otra violencia que tenemos invisibilizada, que tenemos impune, no tenemos diagnósticos de desaparición de mujeres, de los contextos, de los escenarios, sabemos que tenemos contexto de trata en Sonora y no tenemos datos, está totalmente invisibilidad e impunes”.