Por: César Martínez | Milenio

De acuerdo con información de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), el grupo surgido en el Centro Penitenciario de Aragua, conocido como la prisión de Tocorón, en el centro norte de Venezuela, se ha sumado a las bandas mexicanas que operan una red de casa de seguridad en territorio estadunidense, usadas para el tráfico de personas, particularmente en la región de El Paso, Texas.

“La mayoría de nuestra actividad criminal de contrabando es de cárteles de México, en nuestra región (El Paso) tenemos tres cárteles principales: La Empresa, La Línea y El cártel de Sinaloa. El Tren de Aragua (de Venezuela) es un grupo nuevo”, dijo en entrevista con MILENIO Landon Hutchens, un ex marino que ahora es oficial de relaciones públicas de la CBP.

“Las mismas organizaciones criminales que trafican con drogas, trafican con personas. Estos cárteles de la droga son muy peligrosos. Un migrante en promedio paga 10 mil, 12 mil, 15 mil dólares (por viaje)”.

La Empresa es una célula cuyas actividades fueron detectadas hace un año por la Fiscalía de Chihuahua, mientras que La Línea está vinculada al cártel de Juárez. A ellas se suma el cártel de Sinaloa, cuyo conflicto interno en Culiacán no ha afectado sus operaciones en el tráfico de personas hacia Estados Unidos.

La presencia de El Tren de Aragua en México ha sido paulatina. El mes pasado se reveló que busca controlar la explotación sexual en la Ciudad de México y fue vinculado con el asesinato de dos mujeres venezolanas en la alcaldía Tlalpan. Del lado estadunidense, también se le vincula con la explotación sexual, según revelaron oficiales de ese país a MILENIO.

De acuerdo con cifras de la Patrulla Fronteriza, en los últimos 12 meses se detectaron 278 casas de seguridad en el sector de El Paso, un incremento del 7 por ciento respecto a las 260 casas aseguradas en el año previo.

“Los contrabandistas tienen casas de seguridad por toda la frontera de Estados Unidos, donde una vez que entras (los migrantes) a Estados Unidos los llevan a estas personas y ahí los mantienen”, comentó el director de Operaciones Aéreas de la CBP, Efrén González.

Por lo general se trata de casas rentadas en plataformas digitales o habitaciones de motel, en donde llegan a tener hasta a 200 personas, sin servicios básicos, para esperar las condiciones adecuadas para continuar su camino al interior de Estados Unidos, pero también para extorsionar a sus familiares y pedir que les envíen más dinero.

El vocero de la Patrulla Fronteriza, Claudio Herrera, comentó que en esas casas de seguridad también se han encontrado drogas y armas.

“Las casas de seguridad se han convertido en un problema para nuestro sector El Paso”, dijo.

Responsabilizan al Tren de Aragua de homicidios en CDMX

Rafel Neri, un mexicano originario de Chilpancingo, Guerrero, se dirigía a una de esas casas de seguridad, cuando fue detenido en El Paso.

Milenio acompañó a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos cuando realizó la captura. El operativo inició a las 5:30 horas, con el sol aún oculto. Lo primero fue ubicarse en un punto cercano a la frontera, a esperar que la vigilancia aérea o por cámaras de seguridad dieran algún reporte.

Después de recibir el aviso por radio, los agentes se desplazaron en una unidad oficial a la zona de un cruce, donde se desplegó a dos agentes a caballo. Ahí se reportó una detención que Milenio no pudo observar. Posteriormente llegó otro aviso por radio.

Al llegar al nuevo punto, pasaron por debajo de un alambre de púas y corrieron detrás de unos matorrales. Minutos después, tres agentes regresaron con dos personas esposadas, uno de ellos no quiso hablar, el otro era Neri.

“Una hermana que tengo acá, ya tiene rato, como 15 años acá, ella me dijo que viniera; yo no quería, porque allá (en Chilpancingo) tengo a mi familia, pero ella ya había pagado y todo”, comentó Neri.

Sentado en la arena del desierto, ya sin agujetas en sus tenis porque los agentes migratorios le hicieron quitárselas, Neri contó que tiene 26 años, se dedica a la siembra de maíz y que este fue su segundo intento por cruzar. Tardó 15 días en llegar de Guerrero a la frontera, incluyendo seis días que lo mantuvieron escondido en una bodega en Jiménez, Chihuahua.

“Ellos me dieron las instrucciones y todo, pero me mandaron sin nada, sin guía, así nomás me aventaron, dale por allá, en tal lado una bodega y ya”, contó.

Esa bodega, era una de las casas de seguridad que operan los grupos que trafican con migrantes. No reveló cuánto pagó su hermana por el cruce, pero dijo que se puso en contacto en Torreón, Coahuila, con quienes lo iban a ayudar en el cruce. Cuando se le preguntó si eran polleros, respondió que él no sabía nada de eso.

Flaco, desaliñado y sucio tras su travesía, Rafel se mantenía en calma. Dijo no temer por su detención porque sólo lo iban a deportar. Y rodeado de tres agentes, afirmó que ya no va a volver a intentar cruzar.