Adolescentes de la sindicatura de Jesús María y el poblado La Campana veían a Ovidio Guzmán López como un protector, lamentan su detención y no quieren la presencia del Ejército en sus comunidades.
“Que se vayan los soldados y que nos regresen al Ovidio“, comenta una adolescente de 13 años. “Quisiera que todo fuera igual que antes, Ovidio nos protegía, ayudaba a la gente y al rancho, ya no había ningún ratero”, dice un menor también de 13.
El Sistema Estatal de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes realizó el sondeo Atención Socioemocional para Niñas, Niños y Adolescentes en menores de edad de Jesús María, La Campana, La Anona y el Limón de los Ramos, tras el segundo “Culiacanazo” el 5 de enero de 2023.
En el informe de los resultados destacan frases textuales que dijeron los menores durante la encuesta en la que incluyeron preguntas con respuesta abierta.
De manera libre, los menores expresaron su sentir con los enfrentamientos que vivieron durante la detención del hijo del Chapo Guzmán.
“Quisiera ver todo normal y creo que los militares deberían desaparecer igual que los daños en la comunidad”, “que suelten al Ovidio Guzmán y que se vayan los guachos del Resbalón”, “me gustaría que no hubieran agarrado al Ovidio”, “me sentía más seguro antes de lo sucedido, ellos nos protegían de los robos y asaltos, quiero que todo esté como antes sin gobierno”, son parte de las expresiones que hicieron menores de ambos sexos, de entre 13 y 15 años.
A diferencia de los adolescentes de Jesús María y La Campana, quienes viven en El Limón de los Ramos, rechazan la violencia y al narco.
“Deberían desaparecer los narcos y los rateros, para que ya no haya agarres con los policías”, “que las personas ya no sean malas y dejen de robar”, “debería de desaparecer la violencia y que haya más canchas para hacer deporte”, “debería desaparecer el Ovidio”, “desaparecer a los malandros, punteros, al Chapo y al Ovidio”, “quisiera que no hubiera muerto mucha gente”, “que ya no haya más violencia, enfrentamientos y que desaparezcan las drogas”, respondieron los menores.
En las entrevistas participaron 461 menores de entre 9 y 17 años de edad, que, según el SIPINNA, “son numéricamente representativas y con sus relatos contribuyen a un aporte significativo para el análisis del impacto sociocultural negativo que dejan este tipo de hechos violentos a nivel local, provocado por la lucha entre los grupos delictivos que buscan tener el poder total del control del territorio para la producción, el tráfico y consumo de las drogas. Convirtiéndose en personajes valorados como héroes por adolescentes y adultos en la población”.
El estudio fue elaborado para conocer las opiniones y el sentir de los niños y adolescentes que fueron testigos involuntarios al vivir y encontrarse dentro de las comunidades afectadas, presenciando los enfrentamientos y actos de violencia.
Los resultados indican que el 78 por ciento de los menores reportó haber sido testigo de enfrentamientos y hechos violentos dentro de su comunidad y el 79 por ciento comentan que después de lo sucedido sólo en su hogar se sienten seguros.
El 3 por ciento de las niñas, niños y adolescentes se encontraban solos sin la compañía de una persona adulta durante los enfrentamientos y el 2 por ciento se encontraba solo con otro menor, lo que significa que la mayoría estuvieron acompañados por una persona adulta y que tuvieron oportunidad de resguardarse en un lugar seguro.
Los menores mencionaron que durante los tiroteos sintieron miedo, preocupación, ansiedad, confusión, enojo y frustración.
En el informe recomiendan a las autoridades capacitar al personal directivo, administrativo y docente de los planteles educativos sobre el tema de balaceras y primeros auxilios a fin de que tenga el conocimiento de qué hacer y cómo actuar ante estas situaciones y realizar inspecciones a los centros educativos para que, de ser necesario, realicen las recomendaciones necesarias para que los derechos de niños y adolescentes sean salvaguardados.
También sugiere integrar en el marco del Programa de Educación Básica acciones de autocuidado ante situaciones de violencia social comunitaria, capacitación constante al personal directivo, administrativo y docente en la actuación de situaciones de alarma o emergencia en los planteles educativos y brindar apoyo y atención socioemocional y seguimiento a la niñez y adolescencia en riesgo.
El estudio señala que los resultados son una oportunidad histórica para comprender la importancia de reprobar estos hechos violentos, y la necesidad imperante de trabajar enérgicamente por la construcción de la paz social en el estado.
Señala que, si los hallazgos del estudio no se retoman para hacer mejores intervenciones en la elaboración de política pública, continuará esa deuda histórica con los menores de edad y la violencia como hechos comunitarios, seguirán sembrando el temor, inseguridad, coraje, el miedo y la frustración.
Artículo publicado el 01 de septiembre de 2024 en la edición 1127 del semanario Ríodoce.