Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo que recuperó su libertad este viernes, fue entregado al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, lo que podría indicar su eventual deportación a México.

Un funcionario de la Oficina de Prisiones de Estados Unidos dijo que Cárdenas Guillén fue excarcelado tras cumplir la mayor parte de una sentencia de 25 años de cárcel.

El exjefe del Cártel del Golfo era conocido por su brutalidad. Creó la banda de sicarios más sangrienta que haya habido en México, Los Zetas, responsables de muertes de migrantes y otras personas inocentes.

Cárdenas Guillén fue sentenciado a 25 años de prisión en 2010, y se le ordenó entregar decenas de millones de dólares. Se desconoce por qué no cumplió su sentencia completa. Fue extraditado a Estados Unidos en enero de 2007.

Cárdenas Guillén, nacido en Matamoros, trasladó toneladas de cocaína y ganó millones de dólares por medio del Cártel del Golfo, que opera en Matamoros y Reynosa.

Creó Los Zetas, una banda integrada por exsoldados de fuerzas especiales de México a los que reclutó para que fueran su ejército privado y sus sicarios. Cometían actos de terrorismo que involucraron la muerte de docenas de personas, a las que decapitaban o cuyos cuerpos eran arrojados descuartizados en caminos.

Los Zetas continuaron activos largo tiempo después de que Cárdenas Guillen fue capturado en 2003. Para 2010, el grupo ya había formado su propio cártel, efectuando ataques en diversas partes de México, hasta que sus principales dirigentes fueron arrestados o muertos en 2012 y 2013.

Una facción de Los Zetas, el Cártel del Noreste, sigue controlando la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, limítrofe con Laredo, Texas.

Pero la propia banda de Cárdenas Guillén, el Cártel del Golfo, se ha fragmentado tras más de una década de sangrientos enfrentamientos internos entre facciones con nombres como Los Metros, Los Ciclones, Los Rojos y Los Escorpiones.

El apodo de Cárdenas Guillén era “El Mataamigos”.

En alguna ocasión, Cárdenas Guillén rodeó y detuvo a un vehículo que transportaba a dos agentes de la DEA y a uno de sus informantes en 1999 en Matamoros, limítrofe con Brownsville, Texas.

Sus sicarios apuntaron con sus armas a los agentes y les exigieron que entregaran al informante, que casi con toda seguridad hubiera sido torturado y asesinado. Los agentes se negaron y le dijeron que sería una mala decisión matar a empleados de la DEA. A fin de cuentas, Cárdenas Guillén retiró a sus sicarios, pero presuntamente declaró: “Gringos, este es mi territorio”.

 

Fuente: Latinus