Por: Argenis Esquipulas

Un grupo delincuencial en la sierra de Chiapas llevó a cabo un ataque con drones cargados de explosivos contra el cuartel del 101 Batallón de Infantería en el municipio de Chicomuselo. Este acto violento representa una peligrosa escalada en el conflicto que afecta a la región, marcando un punto crítico en la creciente tensión entre fuerzas armadas y grupos delictivos.

El ataque con drones, una táctica cada vez más empleada por estos grupos, pone de relieve la sofisticación y el poder de fuego que han adquirido en los últimos años. A pesar de la gravedad del incidente, las autoridades militares no han informado oficialmente sobre bajas o daños significativos, lo que mantiene la incertidumbre sobre las repercusiones inmediatas del ataque.

Este acto se suma a un reciente incidente ocurrido la semana pasada en la comunidad de Regadillo, también en el municipio de Chicomuselo, donde pobladores se enfrentaron a elementos del Ejército Mexicano durante un patrullaje en la zona. En ese enfrentamiento, afortunadamente, no se reportaron lesionados, pero dejó claro el ambiente de tensión y hostilidad que prevalece en la región.

La situación en la sierra de Chiapas ha generado un clima de inestabilidad y temor entre la población. El pasado domingo, en el municipio de Jaltenango, región de la Frailesca, residentes de diversas comunidades serranas se congregaron en la cabecera municipal para exigir la retirada del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y la Policía Estatal. Esta manifestación refleja el creciente descontento y la desconfianza de las comunidades hacia la presencia militar y policial, que consideran más como una amenaza que como una protección ante la violencia imperante.

Además de las confrontaciones directas, los habitantes de la sierra han sido obligados a participar en bloqueos que afectan las comunicaciones y el libre tránsito en diversas localidades. En los municipios de Escobillal (Amatenango de la Frontera), Siltepec y Chicomuselo, así como en las comunidades de Chamic y El Jocote en Frontera Comalapa, estos bloqueos se han vuelto frecuentes, exacerbando la crisis humanitaria en la región.

La situación en la sierra de Chiapas es un reflejo de la complejidad del conflicto en la zona, donde la lucha por el control territorial entre grupos delictivos y la intervención militar ha dejado a las comunidades en medio de una espiral de violencia y represión. La demanda de los pobladores de Jaltenango para el retiro de las fuerzas de seguridad resalta la desesperación y el miedo que sienten ante la escalada del conflicto.

Hasta el momento, las autoridades no han emitido una respuesta clara a las exigencias de los manifestantes, ni han detallado las medidas que tomarán para enfrentar el creciente poder de los grupos armados en la región. En un contexto donde la violencia se intensifica, la situación en la sierra de Chiapas requiere de una atención urgente y un enfoque integral que priorice la seguridad y el bienestar de la población civil.