El tío del tirador de la escuela de Uvalde, en Texas, que mató en 2022 a 19 estudiantes y dos maestras, le rogó a la policía que lo dejaran hablar con su sobrino para tranquilizarlo e intentar se calmara.
“Tal vez podría escucharme, porque realmente me escucha, todo lo que le digo me escucha”, dijo el hombre, que se identificó como Armando Ramos, en una llamada al servicio de emergencias 911. “Tal vez podría rendirse o hacer algo para entregarse”, dijo el hombre con la voz rota, aunque para ese momento ya el tiroteo había cesado y atacante había sido abatido.
Su llamada aquel día es una de las nuevas informaciones reveladas este sábado sobre el caso. Forma parte de un gran número de registros policiales que funcionarios de la ciudad terminaron publicando tras una larga batalla legal para que salieran a la luz.
Se trata de imágenes de la cámara corporal de los agentes de Uvalde, cientos de transmisiones de radio, llamadas al servicio de emergencia y comunicaciones de texto entre las autoridades que se espera arrojen más información sobre la criticada respuesta policial durante el tiroteo, en el que los agentes esperaron más de una hora para confrontar al tirador, Salvador Ramos, de 18 años.
Con la entrega de los registros, la ciudad de Uvalde cumple con una corte que falló a favor de varios medios de comunicación y agencias de noticias que presentaron una demanda después de que las autoridades se negaran inicialmente a divulgar esta información.
¿Qué nuevos detalles aportan los registros revelados sobre el tiroteo de Uvalde y la respuesta de la policía?
En su llamada al 911, el tío del atacante dijo que el joven estuvo con él en su casa la noche anterior. Contó que su sobrino se había quedado con él en su habitación toda la noche y le que estaba enfadado porque su abuela lo estaba “molestando”.
Justo antes de llegar a la escuela, Salvador Ramos disparó e hirió a su abuela en su casa.
“Oh, Dios mío, por favor, por favor, no hagas nada estúpido”, se escucha decir al hombre en la llamada. “Creo que le está disparando a los niños”.
La llamada tuvo lugar alrededor de la 1:00 p.m. del 24 de mayo de 2022. Sin embargo, el atacante ya había sido abatido a tiros por las autoridades a las 12:50 p.m, 77 minutos después de que entró a la escuela.
La lenta respuesta de las fuerzas del orden (casi 400 agentes esperaron más de 70 minutos antes de enfrentarse al atacante en un aula llena de niños y profesores muertos y heridos) ha sido ampliamente criticada como un gran fracaso de las autoridades responsables.
La masacre de Uvalde es considerada uno de los peores tiroteos escolares en la historia de Estados Unidos.
Cuando salió de la casa familiar, el atacante tomó una camioneta y se dirigió a la escuela.
En ese momento, el 911 recibió otra llamada hecha pública en la que se escucha a una mujer nerviosa contando que una camioneta se había estrellado en una zanja y que el ocupante había corrido hacia la escuela.
Esta llamada tuvo lugar a las 11:29 a. m., justo antes de que comenzara el tiroteo.
“Oh, Dios mío, tienen un arma”, dijo la mujer justo antes de informar que estaba escuchando disparos. “Creo que había niños en el área de educación física. ¡Por favor, dense prisa!”, suplica en la llamada.
A la 1:19 p. m., otro familiar de Salvador Ramos llamó al 911 ante el temor de que el joven fuera a su casa tras cometer el tiroteo.
“¿Puedes traer a alguien a mi casa?”, preguntó Kesley Ramos al operador. “El tirador activo es mi primo y no quiero que venga a mi casa”.
¿Por qué es tan criticada la respuesta de la policía al tiroteo de Uvalde?
Varias investigaciones federales y estatales sobre la lenta respuesta de la policía dejaron al descubierto graves problemas y carencias en materia de formación, comunicación, liderazgo y tecnología, y cuestionaron si los agentes priorizaban sus propias vidas por encima de las de los niños y los profesores.
Familiares de las víctimas llevan mucho tiempo pidiendo que se rindan cuentas por la lenta respuesta policial.
Dos de los agentes involucrados en la respuesta aquel día se enfrentan a cargos penales: el exjefe de policía escolar de Uvalde, Pete Arredondo (quien esta semana concedió su primera entrevista para insistir en que hizo todo lo posible), y el exoficial escolar Adrián Gonzales.
Ambos se declararon inocentes de múltiples cargos de abandono y puesta en peligro de menores. Un policía estatal que había sido suspendido fue reintegrado a su puesto a principios de este mes.
Algunos de los familiares pidieron que se presenten acusaciones contra más agentes que participaron en la respuesta al tiroteo, e interpusieron demandas federales y estatales contra las fuerzas públicas del orden.
En mayo, dieron a conocer que habían presentado demandas contra 92 funcionarios del Departamento de Seguridad Pública de Texas y del Distrito Escolar de Uvalde. También hicieron público un acuerdo en el que la ciudad se compromete a pagar $2 millones a las familias de los fallecidos.
Además, denunciaron al fabricante del rifle AR-15 utilizado por el tirador, junto a Instagram y a la compañía responsable del videojuego “Call of Duty”. Los familiares consideran que la empresa de armas utilizó ambas plataformas en línea para promover y comercializar sus rifles entre adolescentes y jóvenes como Salvador Ramos.
Estudiantes llamando al 911
La respuesta de la policía involucró a casi 150 agentes de la Patrulla Fronteriza de EEUU y 91 agentes de la policía estatal, así como a la policía escolar y municipal.
Mientras decenas de agentes se encontraban en el pasillo intentando decidir qué hacer, los estudiantes que estaban dentro del aula llamaron al 911 desde sus pidiendo ayuda y los padres desesperados que se habían reunido fuera del edificio suplicaban a los agentes que entraran.
Finalmente, un equipo táctico acabó entrando en el aula y mató al tirador.
Un vídeo de las cámaras de la escuela mostraba a agentes de policía, algunos armados con fusiles y escudos antibalas, esperando en el pasillo, lo que fue duramente criticado.
Sin embargo, un informe encargado por la ciudad defendió las acciones de la policía local al concluir que los agentes mostraron una “fuerza inconmensurable” y un “pensamiento sensato” al enfrentarse al tirador y abstenerse de disparar en un aula a oscuras.
Fuente: Univision