Por: Cristina Gómez Lima | Jornada

Sonoyta, Son.- Miles de migrantes de Centroamérica, África y Asia soportan temperaturas bajo cero en el desierto de Sonora en espera de cruzar a territorio estadunidense con el fin de que agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) les otorguen asilo humanitario.

El flujo de indocumentados creció considerablemente en los últimos cuatro días a causa del cierre de la garita aduanal ubicada en la frontera que divide el municipio de Sonoyta, Sonora, de Lukeville, Arizona.

El ingreso del frente frío número 15 a la entidad provocará un descenso importante de las temperaturas este fin de semana, informó Protección Civil estatal; además, causará rachas de viento de 60 a 80 kilómetros por hora con tolvaneras, lo que complicará aún más la situación de los migrantes.

De acuerdo con la CBP, desde el 4 de diciembre, cuando se cerró la garita de Lukeville, suman más de 7 mil indocumentados procesados por un centenar de agentes concentrados en labores administrativas y de vigilancia en campo.

A la fecha, indicó el organismo, han cruzado cerca de mil 800 extranjeros de todas las edades; las mujeres y niños son trasladados por traficantes de personas a primera hora, cuando el frío es más intenso.

En la franja divisoria entre México y Estados Unidos se hacen evidentes las diferencias: mientras la zona norte es vigilada por uniformados, el sur está desolado porque los migrantes se encierran en casas de seguridad de Sonoyta.

A la orilla del muro hay una gran cantidad de fogatas y basura, así como un sinfín de credenciales que los indocumentados tiraron para evitar ser identificados por la policía del vecino país.

Los polleros ofrecen paquetes de viaje para los migrantes, a quienes trasladan de las casas de seguridad hacia Arizona. Las tarifas de los traficantes oscilan entre 500 y 5 mil dólares.

Del monto dependen la modalidad y las facilidades del cruce. Las opciones son saltar el muro con ayuda de una escalera, quitar barrotes de hierro para pasar, viajar en camionetas a través del desierto, bajar cerca de algún poblado o cerca de un sitio donde puedan entregarse a los agentes del CBP.

El servicio más costoso consiste en buscar entre cientos de visas a alguna persona parecida físicamente y en edad, para que el migrante intente cruzar por la garita más cercana con un documento que no le pertenece.

En entrevista, Luis Enrique Valdez Reyes, alcalde de Sonoyta, consideró atípica la situación actual en esta frontera.

Refirió que al día logran cruzar alrededor de mil 800 personas, y según sus investigaciones, la CBP no puede mantener detenidos a los extranjeros más de 72 horas, por lo que algunos son devueltos y otros se quedan en el vecino país para continuar con su proceso ante la corte de ese país.

La única razón por la que Estados Unidos decidiría reabrir la frontera entre Sonoyta y Lukeville es que baje el flujo migratorio, pero sabemos que no va a parar. La idea es que se vayan al sur de México y busquen otras fronteras donde haya más personal preparado que dé seguimiento a su proceso de asilo, manifestó.

En tanto, personal de la CBP advirtió que en los próximos días también podrían cerrar las garitas de San Luis Río Colorado 1 y 2 si el gobierno mexicano no logra detener la migración por esta frontera.

La posibilidad de esta medida se debe a que la mayoría de los oficiales del sector Ajo atienden cada día a más de mil 800 ciudadanos procedentes de Centroamérica, África y Asia que pasan ilegalmente, pero no se dan abasto.

Esta situación motivó la petición de apoyo del sector Yuma de la CBP, lo que podría derivar en el cierre del paso de San Luis Río Colorado. Por dicho puente cruzan miles de personas; mientras por el de San Luis 2 atraviesan mercancías y su cierre podría generar complicaciones económicas, señalaron empresarios y legisladores del noroeste de Sonora, zona que depende en 95 por ciento del turismo extranjero que visita las playas de Puerto Peñasco.