Los datos demuestran que la mayoría de los entrevistados vive en desventaja social, con limitadas oportunidades de desarrollo y sufre discriminación, marginación y violencia, explicó la doctora Clara Fleiz, investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría a cargo del estudio.
Aunque los datos son preliminares, dibujan el contexto adverso en el que viven las personas usuarias de heroína y cristal que han consumido fentanilo porque les venden sustancias adulteradas.
Por ejemplo, 59% accede a alimentación solo si le regalan comida, mientras que 21% se alimenta de residuos de la basura, aseguró la especialista en una conferencia de la Universidad de la Comunicación.
Además, el 100% de los entrevistados trabaja en la economía informal, 74% estudió el nivel básico y 56% percibe un salario mínimo.
Fleiz detalló el estudio incluye a 214 personas de Mexicali y Tijuana, dos municipios del estado de Baja California. Se trata de la tercera investigación que dirige para conocer la situación del consumo de fentanilo y otras drogas en la frontera de México.
Ella ha sido una de las primeras investigadoras en documentar el consumo de fentanilo en esta región del país, cuando se afirmaba que solo era una zona de tránsito de la droga.