Por: Daniel Sánchez | Excélsior

Las células criminales que operan en la región fronteriza entre Sonora y Arizona, han comenzado una violenta lucha por el control del tráfico de indocumentados, que se ha vuelto un lucrativo negocio por las numerosas oleadas de migrantes.

Ello, debido a la prohibición del tráfico de la droga fentanilo ordenada por La Chapiza del cártel de Sinaloa.

Desde el fin de semana pasado, a través de redes sociales trascendieron videos de enfrentamientos armados entre grupos criminales como Los Pelones, Los Durangos y Los Cazadores, todos afines a los hijos del Chapo Guzmán, quienes están disputando la región desértica entre los municipios de Magdalena, Altar, Tubutama, Caborca, Pitiquito y Sonoyta; mientras que en San Luis Río Colorado, operan Los Rusos para Ismael, El Mayo, Zambada.

La violencia ha dejado al menos cuatro soldados heridos y tres delincuentes abatidos, también el decomiso de armas y la recuperación de vehículos robados.

Desde principios este año, estalló la polémica entre los gobiernos de México y los Estados Unidos, por la producción, transporte y mercado del fentanilo, que ha desatado una crisis sanitaria en país vecino del norte con más de 160 mil muertes, situación que generó discordia entre las agencias de seguridad yAnte este conflicto y luego de que la DEA los ubicó como los principales productores y exportadores de esta droga, la fracción de La Chapiza ordenó a todas sus huestes que suspendan la producción y tráfico de fentanilo, mandato que fue aceptado por las células que operan en el desierto.

Por ello, han buscado nuevos negocios y vieron una oportunidad en la oleada migrante.

LOS COSTOS

Hasta mediados de 2023, el costo del pollero para cruzar de manera ilegal la línea Internacional entre México y los Estados Unidos, oscilaba de mil a cinco mil dólares.

Ante los cientos de migrantes de Asia y África que están llegando al noroeste del país, las células han volteado hacia este negocio, el cual se ha encarecido con precios de cinco a 15 mil dólares, dependiendo del tipo de servicio.

Los traficantes de indocumentados cobran más caro por menores migrantes no acompañados, embarazadas y adultos mayores; también cobran distinto, cuando el cruce ocurre con un guía por el desierto o más caro cuando el cruce lo realizan con visa apócrifa.

Hasta hace unas semanas, los grupos tenían definidas las zonas donde operaban: Los Pelones en Caborca; Los Durangos en Altar y Los Cazadores en Magdalena, pero desde el pasado fin de semana, comenzaron las refriegas entres las células que están disputando el negocio del tráfico de migrantes.

El sábado pasado, a través de redes sociales, comenzaron a difundirse videos de convoys con personas armadas, donde se escuchaban las ráfagas de metralla que retumbaban por la región desértica de Altar.

Al implementar operativos para inhibir la violencia, un convoy de militares fue emboscado en un camino rural desértico, resultado cuatro militares heridos, quienes tuvieron que ser trasladados de emergencia a hospitales para salvarles la vida.

El lunes, un enfrentamiento o topón entre un operativo de fuerzas federales y estatales en contra de presuntos criminales, dejó a tres sospechosos abatidos, además del aseguramiento de armas, droga y camionetas con reporte de robo en México y Estados Unidos.

Actualmente, las ciudades de Sonora, centrales de autobuses, aeropuerto y estaciones del tren, lucen abarrotados de migrantes; antes la mayoría eran centroamericanos, pero ahora predominan africanos y asiáticos.

Mientras que en la frontera, las células del cártel de Sinaloa continúan disputando la plaza para llevar a las olas de migrantes en búsqueda del sueño americano.