Las mentes detrás de los nuevos libros de texto gratuitos son especialistas de todas las áreas de conocimiento, defienden sus creaciones y argumentan que tienen la intención de mejorar la educación en México; sin embargo, reconocieron los errores identificados y señalaron que se pueden atribuir a los procesos de edición, revisión e ilustración.
En entrevistas con EL UNIVERSAL, aseguraron que en todo momento estuvieron supervisados por asesores pedagógicos, pero se les dio libertad para proponer los materiales didácticos y en ningún momento se les impuso una ideología.
Refirieron que también se ha politizado el tema porque los funcionarios que encabezan el proyecto, son identificados con una ideología específica, pero los libros no tienen contenido comunista, como se ha afirmado, sino comunitario.
Los libros de texto gratuitos, al final de cuentas, serán un apoyo para los maestros, pero quienes determinarán la metodología de enseñanza serán ellos, explicaron.
Especificaron que su participación fue sin pago de por medio, pero quienes publicaron sus proyectos recibirán una gratificación.
Édgar Rosas Bravo, licenciado en Docencia y Gestión para las Actividades Artísticas y maestro de secundaria, participó en los libros de segundo grado, en proyectos comunitarios y de sexto grado de primaria, en proyectos escolares, y negó que los libros contengan alguna ideología; “los libros de texto resultan ser el apoyo”, dijo.
En cuanto a los errores identificados en los materiales, expuso que el gremio magisterial hizo un sinnúmero de revisiones y en ningún momento hubo la intención de cometerlos intencionalmente.
“Nosotros estuvimos involucrados exclusivamente en el proceso de contenido, sí pudiera pasar más allá, por procesos de edición, de producción, de impresión, etcétera, yo creo que radica más en esos ámbitos, más allá que del contenido”, explicó.
En ese sentido, Luis Manuel Vázquez Morales, historiador y docente en nivel medio superior, quien participó en el campo formativo Ética, Naturaleza y Sociedad, señaló que los “errores se pueden atribuir a los procesos de edición y revisión, muchas palabras y otros, los mismos correctores de los equipos suelen corregir; entonces, este proceso se pudo dar por un dedazo, por una omisión, por múltiples factores, no quiere decir que haya sido intencionalmente”.
Aseguró que tuvieron libertad de cátedra para proponer los contenidos, entregaban avances cada dos o tres días a la semana, y los asesores pedagógicos los revisaban y regresaban con observaciones, “y nosotros debíamos atender las sugerencias, nunca se nos impuso nada”.
Rechazó que se trate de contenidos comunistas, es una articulación de aprendizaje “comunitario, los alumnos interactúan en su contexto con los saberes locales, con las costumbres, las tradiciones, en los que están inmersos, de acuerdo con los diferentes orígenes”.
La doctora Luz Angélica Rivera Vázquez, directora escolar del Subsistema Educativo del Estado de México, quien participó en el área de español en el campo formativo de Lengua Materna de quinto grado de primaria, contó que participó tres veces consecutivas y en 2021, durante su etapa de capacitación, cada viernes, Marx Arriaga les daba asesoría vía Facebook sobre la Nueva Escuela Mexicana; no obstante, “fue técnico, en ningún momento se nos dijo que tenían que estar creados con una ideología”.
Expuso que el trabajo de los inno-vadores tiene la intención de mejorar la educación en México, ya que “no somos otras personas, más que los mismos mexicanos haciendo educación para nosotros mismos”.
Y en cuanto a los errores reportados, dijo que “son en infografías. Aquí se hizo un apartado y es algo que quiero dejar muy en claro, porque es algo que no hicimos los inno-vadores. No realizamos toda la parte de infografías, de fotografías, porque es un tema muy aparte”.
Crystian Meza Flores, docente de telesecundaria en Tlaxcala, participó en dos proyectos para tercero y cuarto grado de primaria, sobre el cuidado del agua en el libro de texto de Lo humano a lo comunitario, y en el libro para el maestro de Proyectos de aula, y aseguró que fueron propuestas completamente pedagógicas.
“Yo creo que también es un ataque personal a quien está a cargo del Conaliteg (Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos), lo identifican como una persona de tal postura política, pero directamente los proyectos no llevan una carga ideológica.
“El [error] de las órbitas, ya lo revisé, yo creo que eso es un error de edición, porque el trabajo fue demasiado cuidado, precisamente, para no caer en esos errores. Creo que sí se pueden subsanar. El que va a subsanar y determinar toda la metodología es el maestro”, dijo.
Patricia Talavera es licenciada en Comunicación, maestra en Gobierno y Política, y trabaja en el Sistema Nacional Anticorrupción. Participó en textos de cuarto grado y en el campo formativo Ética, Naturaleza y Sociedad. Su proyecto se plasmó en 14 páginas del libro.
“No conozco el impreso, yo lo que conozco es lo que a mí me dijeron que se iba a imprimir. Es una semillita para mejorar la inclusión, la formación ética y con integridad de nuestros futuros líderes mexicanos, soy feliz ayudándolos”; y consideró que no se está adoctrinando, más bien están politizando los libros.
Desarrolló un proyecto sobre la inclusión e interculturalidad, basado en una vivencia personal, donde invita a los niños a realizar una campaña que informe a la comunidad escolar sobre las causas de la discriminación y las consecuencias.
Por su parte, Yadira Resa, licenciada en Educación Básica, participó con tres páginas en el libro de Proyectos de aula de tercer grado, con un texto sobre abuso y violencia titulado: Mi derecho a un trato digno sin explotación ni abuso de cualquier tipo; y calificó como histórica la participación de los docentes porque “tenemos esa oportunidad que hemos peleado hace tiempo”.
Explicó que durante el proceso de elaboración de los libros de texto gratuitos les revisaron diariamente sus avances y consideró que no se está imponiendo ninguna ideología y los niños pueden apoyarse con los libros, ya que son una herramienta para la enseñanza en el aula.
Arely Hernández Mendoza, licenciada en Educación Primaria, es docente en educación indígena y atiende multigrado, participó en el libro de Proyectos escolares de cuarto grado, su trabajo se denominó El uso negado de las lenguas originarias.
“Algunos errores tienen que ver con libros que no fueron desarrollados por los maestros”, indicó.
También señaló que no se está adoctrinando, “es [un tema] político, tengo 26 años de servicio y es la primera vez que están preocupados por los libros de texto y no por las condiciones que tienen los maestros”.
Finalmente, Johana Analy García Aguilar, normalista y maestra en Educación Campo Práctica Educativa, participó en el libro Proyectos comunitarios de tercer grado en 10 páginas; su trabajo se llama Nos preparamos ante los desastres.
La docente realizó una versión final de su trabajo, pero no pudo ver el texto antes de que se imprimiera. Durante la elaboración de su proyecto estuvo acompañada de un coordinador que retroalimentaba el trabajo.
Dijo que estos libros se hacían desde un escritorio, sí de especialistas, pero no recuperaban la visión de un docente, que reconoce los procesos de desarrollo de sus estudiantes.
Fuente: El Universal