El pasado domingo colapsó un puente que se construía sobre el río El Quelite, en Sinaloa.

La causa, según la versión oficial, fue un error de cálculo al colocar la quinta viga, que fue golpeada por una de las grúas, cayó hacia un costado y provocó un efecto dominó derribando las otras cuatro.

Las vigas que fallaron tienen una longitud de aproximadamente 25 metros de largo, 1.83 metros de alto por 80 centímetros de ancho.

La construcción llevaba 70 por ciento de avance y estaba prevista terminarla en enero.

Para esta obra se contrató a varias empresas constructoras y la inversión total, proveniente de recursos federales, alcanzaría los 195 millones de pesos.

El tramo que colapsó estaba a cargo de la empresa sonorense Grobson, con sede en Hermosillo.

De acuerdo con la escritura pública 249, registrada en el libro 3, de fecha 15 de agosto del 2014, Grobson es propiedad de Luis Enrique Rodríguez Valenzuela y su socia es su hermana. Es una pequeña empresa que en este 2022 ha sido beneficiada con cuatro contratos por el Gobierno del Estado. El contrato que por 48.2 millones de pesos se le otorgó para la reconstrucción de una parte del puente El Quelite tiene vigencia del 20 de junio y concluir el 31 de diciembre de este año.

Entre las interrogantes que surgen es como el Gobierno del Estado otorgó una parte de la obra más importante en proceso de construcción en Mazatlán a una empresa foránea, de Sonora, y pequeña.

 

Con información de Infocajeme