A través de un ejercicio periodístico de Grupo Radio Fórmula, se confirmó que en la ciudad de Hermosillo aún se realiza la compra/venta de materiales propiedad del municipio.
Al realizar un sondeo entre algunas recicladoras se verificó que continúan dichas prácticas, además que las tapas de alcantarillado propiedad del Ayuntamiento alcanzan un valor de hasta $250 pesos el kilogramo.
Al día se registra el robo de al menos seis tapas de alcantarillado en la ciudad, según informó el pasado lunes, Jesús Carrillo Rojas, Coordinador de Agua de Hermosillo, señalando que aunque se ha buscado cambiar el material del cual están fabricadas las tapas, aún continúan con la problemática.
Tras tomar los testimonios de trabajadores de algunas recicladoras, se constató que las alcantarillas de hierro, al ser material propiedad del Ayuntamiento no es posible comercializar.
Pero también hay sus excepciones. Algunos comercios reciben este material aun sabiendo la procedencia del mismo, señalan la manera en que podría ser comercializado en su negocio.
Tal es el caso de una recicladora al oriente de Hermosillo que nos confirmó que “hecha pedazos” la pueden recibir y hasta pagar 250 pesos el kilo.
En el año 2017 se presentó la iniciativa para sancionar de manera penal a los dueños y trabajadores de empresas recicladoras, yunques y casas de empeño que reciban artículos robados, en aquel entonces el diputado David Palafox Celaya fue el impulsor de esta iniciativa. Al cuestionarle sobre este tema de quien debe regular este tipo de acciones de recicladoras y yunques, señalo que la Secretaria de Hacienda es la encargada de verificar la situación legal de estos negocios.
“Fui una piedrita en el zapato para la Secretaria de Hacienda Estatal, para la misma Fiscalía General de Justicia, para que hicieran lo que les competía a ellos, a la Secretaria de Hacienda le tocaba verificar que los establecimientos como las recicladoras cumplieran con los requisitos formales y oficiales para estar en operaciones”.
Palafox Celaya agregó que en muchas colonias de la periferia de la ciudad se ubican casas o talleres que se dedican a reciclar objetos, los reciben y los transforman para llevarlos a comercializar a otras recicladoras ya establecidas, siendo esto un camino de corrupción que sigue operando en la actualidad.