La población pobre sufre una inflación superior a 9%, aunque la carestía alimentaria llega a más de 15%, de acuerdo con el INEGI.

Las familias con ingresos de hasta un salario mínimo, es decir, aquellas que perciben máximo 5 mil 190 pesos al mes, enfrentaron una inflación de 9.3% durante la primera mitad de octubre de este año.

Es decir, los precios de bienes y servicios que más consumen presentaron un alza superior a la inflación general, cuya tasa fue de 8.5% en este periodo.

Los hogares que ganan de uno a tres minisalarios, de 5 mil 191 a 15 mil 560 pesos, resintieron también una carestía de 9.3%.

En agosto pasado, había 43.5 millones de trabajadores con un ingreso de máximo tres salarios mínimos, lo que significó 76% de la población ocupada, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI.

La inflación se desaceleró a 8.9% para familias que perciben de tres a seis salarios mínimos, de 15 mil 561 a 31 mil 120 pesos.

Sin embargo, los menos afectados fueron los hogares con ingresos de más de 31 mil 120 pesos, pues los precios de bienes y servicios que consumen subieron 8.1%, es decir, menos que la tasa general de inflación.