La ceremonia de coronación de Carlos III, proclamado rey en septiembre tras la muerte de su madre Isabel II, tendrá lugar el 6 de mayo en la Abadía de Westminster en Londres y buscará aunar tradición y modernidad.
“La coronación reflejará el papel del monarca hoy en día y mirará hacia el futuro al tiempo que mantendrá sus raíces en tradiciones de larga data”, explicó el palacio.
El anuncio de la fecha tiene lugar poco después de un mes después del fallecimiento de Isabel II, el 8 de septiembre, a los 96 años, cuando pasaba el final del verano en su castillo escocés de Balmoral.
Su muerte terminó con 70 años de histórico reinado, marcó la desparición de uno de los últimos iconos del siglo XX y conmocionó al Reino Unido y al mundo.
Del presidente estadounidense Joe Biden al brasileño Jair Bolsonaro, del emperador Naruhito de Japón a los reyes de España, Felipe VI y su padre Juan Carlos I, personalidades de todo el mundo asistieron a sus exequias de Estado en la londinense Abadía de Westminster.
Después, la monarca más longeva que jamás haya tenido el Reino Unido fue enterrada en privado junto a sus padres, hermana y esposo en un anexo de la Capilla de San Jorge, una iglesia gótica del siglo XV situada en los terrenos del Castillo de Windsor, unos 40 km al este de Londres.
Esto puso fin a diez días de luto nacional, en los que cientos de miles de británicos se echaron a las calles para despedir a su reina, en las capillas ardientes desplegadas en Edimburgo y Londres, o a lo largo de solemnes procesiones fúnebres.
En ellas se vio a los hijos y nietos de Isabel II caminando reunidos tras el féretro pese a los escándalos y tensiones que sacudieron recientemente a la familia real británica, desde el exilio de Enrique y Meghan a Estados Unidos hasta las acusaciones contra el príncipe Andrés de abuso sexual a una estadounidense menor.
Carlos III, durante mucho tiempo uno de los miembros menos populares de la familia real británica, vio su aceptación dispararse hasta el 70% tras llegar al trono en septiembre. Aún así, sigue muy por detrás de su hijo mayor Guillermo, de 40 años, y la esposa de este, Catalina, favoritos de los británicos con 84% y 80% respectivamente.
¿Por qué tiene que esperar tanto tiempo?
La coronación de un nuevo monarca no tiene lugar inmediatamente después de la muerte del precedente, para permitir un periodo de luto y la organización de una ceremonia compleja.
Esta es independiente de la proclamación, que en el caso de Carlos III tuvo lugar el 10 de septiembre, dos días después del fallecimiento de su madre.
El acto será preparado durante meses en una operación bautizada como “Orbe dorado”, por uno de los símbolos de poder y espiritualidad que, junto al cetro y la corona, representan al monarca.
¿Qué sabemos sobre la ceremonia?
Las multitudes volverán a salir en mayo a las calles para esta nueva ceremonia cargada de pompa y tradición.
Sin embargo, se prevé que la coronación de Carlos III sea “más rápida y reducida” que la de su madre, según Bob Morris, experto en la monarquía británica.
Desde hace 900 años las coronaciones de los monarcas británicos se celebran en la majestuosa Abadía de Westminster y desde 1066 casi siempre ha estado presidida por el arzobispo de Canterbury, el líder religioso de la Iglesia Anglicana. Y esta no será una excepción.
El arzobispo presenta el nuevo gobernante a la audiencia y el soberano pronuncia el juramento de coronación.
En este, redactado en 1688, el monarca jura solemnemente gobernar al pueblo británico de acuerdo con las leyes aprobadas en el parlamento, aplicar la ley y la justicia “con clemencia” y “hacer todo lo posible” para preservar la Iglesia anglicana y la religión protestante.
A continuación, el arzobispo unge al mandatario con aceite consagrado y lo bendice en el trono del rey Eduardo, fabricado en 1300 y utilizado en cada coronación desde 1626.
El soberano recibe finalmente sus ornamentos reales, entre ellos el cetro y la corona, que es colocada por el arzobispo.
Pero, en un Reino Unido sumido en una grave crisis por el coste de la vida, la ceremonia se espera más discreta que la de Isabel II y, por deseo del rey Carlos III, más representativa de la diversidad de la sociedad británica actual.
La coronación de Camila como reina consorte
A menos que se decida lo contrario, y si el nuevo soberano es un hombre, su esposa es proclamada reina consorte y coronada, siguiendo una ceremonia similar pero simplificada.
Esta se convertirá en reina viuda (o reina madre si la anterior reina viuda sigue viva) a la muerte del rey, a quien sucederá su primer hijo, independientemente del sexo.
En el caso de que una reina acceda al trono, su marido no se convierte en rey y no recibe la unción sagrada.
En uno de sus últimos actos decisivos para la sucesión, la reina Isabel II dio su bendición a que Camila se convirtiera en “reina consorte”, resolviendo una larga cuestión sobre el tratamiento a la esposa de Carlos.
Las joyas de la corona
El Reino Unido es la única monarquía de Europa que sigue utilizando trajes y adornos, como cetros y espadas, en las ceremonias de coronación.
La corona de San Eduardo, fabricada en 1661 para la coronación de Carlos II, se utiliza tradicionalmente durante la ceremonia.
Fabricada en oro, plata, rubíes y zafiros, pesa más de dos kilos y se coloca en la cabeza del monarca en el momento de la coronación.
Al salir de la abadía se lleva una corona más ligera. Compuesta por 2,868 diamantes, fue fabricada en 1937 para la coronación del rey Jorge VI y también la lleva el soberano en la apertura anual del Parlamento.
¿Cómo fue la coronación de Isabel II?
Primera ceremonia de coronación retransimitida por televisión en el mundo, la consagración de Isabel II tuvo lugar el 2 de junio de 1953, 16 meses después de su ascensión al trono el 6 de febrero de 1952, tras la muerte de su padre Jorge VI.
En 1953, 8.251 invitados de 181 países y territorios participaron en la coronación de Isabel II.
Entre ellos había muchos representantes de monarquías extranjeras, pero ningún soberano europeo, respetando una tradición real.
Tras la ceremonia, tiene lugar una larga procesión por las calles de Londres.
Aunque la Abadía de Westminster y el Palacio de Buckingham están a menos de 1.5 km de distancia, el recorrido de la procesión fue de 7.2 km en 1953 para permitir la asistencia del mayor número de personas posible.