Por: Araceli Celaya, periodista de Ariete Caborca
Hoy leo con preocupación que la detención de Rafael Caro Quintero, es el pretexto idóneo del gobierno estatal y federal para justificar, la falta de respuesta que han tenido en esta zona ante la presencia de bandas criminales que mantienen a su población en medio de una guerra permanente, y no desde la captura del capo que fue hace un par de días, sino desde hace meses.
Está guerra que ha enlutado a miles de personas, no es en respuesta a la detención de Rafael Caro, porqué está ya se vivía desde hace mucho tiempo antes cuando, la falta de coordinación y la llegada de un nuevo gobierno, le abrió las puertas a un nuevo grupo delictivo para que se asiente en el estado, y el desplazamiento de los grupos locales, es la verdadera razón de está disputa en prácticamente todo Sonora.
En lo personal veo con tristeza que en el caso de Caborca, pese a los anuncios contantes del gobierno municipal por ofrecer una mejor calidad de vida a sus ciudadanos, con campañas de limpieza, obras de pavimentación con recursos propios, y un sin fin de trabajos coordinados para dar respuestas inmediatas a las necesidades como hace tiempo no se miraba por parte de una administración, pero de nada sirve sí, todo desparece ante el tema de inseguridad que se ha vuelto una constante en toda la región.
Con cientos de desapariciones forzosas y ya casi llegando a las 100 muertes violentas en tan sólo medio año, hoy leo con preocupación el anuncio del gobierno del estado y de la federación, que no piensan cambiar la estrategia de seguridad que tienen en la zona, cuándo en las narices de todas las corporaciones un sin fin de veces, las bandas delictivas han hecho sus estrategias que pareciera que la protección es para los delincuentes y no para el ciudadano.
De nada sirve, los buenos resultados de un gobierno municipal en cuanto a respuestas y propuestas encausado a buscar un mejor nivel de vida para sus ciudadanos, si no hay coordinación entre los gobiernos estatal y federal, encargados de procurar la seguridad, porque le apuestas a estrategias fallidas, dónde los abrazos dejaron de funcionar hace mucho por los balazos.