Si en estas vacaciones de Semana Santa estás planeando o ya estás en la playa y quieres llevarte un recuerdo, evita que sean conchas de mar recolectadas de la playa o recuerdos que estén elaborados con ellas.
Aunque podamos pensar que las conchas que encontramos en la playa ya no tienen vida y que no pasa nada si nos las llevamos, la realidad es que nos estamos llevando una buena parte del ecosistema marino que es fundamental para la vida de otras especies.
¿Por qué no debemos llevarnos las conchas de mar?
Seguramente todos en algún momento, al viajar a la playa, hemos encontrado una concha de mar y nos la trajimos a casa para tener un recuerdo del viaje.
El asunto es que las conchas de mar no son un adorno, pero sí son el hogar de cangrejos ermitaños, son protección para algunos peces ante sus depredadores, regulan el pH del agua, son fuente de carbono de calcio, además de que son material de construcción para nidos de aves.
Sin la presencia de las conchas de mar el agua se acidifica y se pone en riesgo la vida en los arrecifes, además de que son fuentes de carbono de calcio que mantienen el equilibrio del ecosistema.
Además de todas estas funciones de las conchas de mar, también ayudan a controlar la erosión desuelo y permiten que algunas plantas, esponjas marinas, plantas y otras especies se adhieran a ellas y sobreviva.
Para darnos una idea de qué tan grave es esta situación. Imagina que una persona viaja a la playa y recolecta una concha de mar de la playa para llevarla consigo como recuerdo.
Regresando a casa probablemente estará en una repisa o en un cajón por un tiempo y luego a la basura. Ahora, si esa playa es visitada en una temporada por un millón de personas y cada una se lleva aunque sea una concha, imaginemos qué cantidad de conchas son extraídas de su ecosistema.
Lo ideal sería que todos los turistas y visitantes regresaran las conchas al lugar en donde las encontraron, para no alterar el ecosistema, pero esto es prácticamente imposible.