De acuerdo con un informe elaborado por la Comisión Federal para Combatir el Tráfico de Opioides Sintéticos, un grupo bipartidista de legisladores, expertos y funcionarios de departamentos y agencias federales de Estados Unidos, el origen del fentanilo que se incauta en dicho ha evolucionado desde su expansión en 2014 y, ahora, “es de muy baja pureza y procedente de México”.

El estudio acusa que nuestro país es ahora “la principal fuente de tráfico de fentanilo”, y que se fabrica en laboratorios ilegales con materia prima generalmente traída de China y atraviesa la frontera por tierra gracias a organizaciones criminales.

Los expertos aluden directamente al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al que reclaman “hacer más” contra “la amenaza que los cárteles suponen para la salud y seguridad” en México y EE.UU., y le recriminan el “incesante” flujo de precursores (químicos) de China.

La comisión, que pide al Gobierno colaborar con los países implicados en la cadena de suministro de las drogas, concretamente China, India y México, sugiere 78 medidas urgentes para combatir la crisis y considera esenciales “nuevos métodos, recursos adicionales y la reconsideración de las intervenciones en marcha”.

En el documento de 70 páginas, los expertos aseguran que los opioides sintéticos suponen más que una emergencia de salud nacional, porque “amenaza la seguridad nacional y el bienestar económico del país”, y los comparan con “una arma de destrucción masiva a cámara lenta en forma de pastilla”.

“Este es uno de nuestros desafíos de seguridad nacional, aplicación de la ley y salud pública más apremiantes, y debemos hacer más como nación y como gobierno para proteger nuestro recurso más preciado: las vidas de los estadounidenses”, dijeron el senador republicano Tom Cotton de Arkansas y el representante demócrata David Trone de Maryland, copresidentes de la comisión, en una carta incluida en el informe.

De junio de 2020 a mayo de 2021, el fentanilo y los opioides sintéticos representaron aproximadamente dos tercios de las más de 100 mil muertes en Estados Unidos por sobredosis de drogas, encontró el informe.

Las muertes, en tanto, ocurrieron principalmente entre estadounidenses de 18 a 45 años.

El fentanilo, un tipo de opioide sintético, ha sido el “impulsor principal” de la epidemia de opioides en EE.UU. y es 50 veces más potente que la heroína, según el informe.

El fentanilo, detalló, se trafica principalmente por tierra a través de la frontera sur de EE.UU. con México, aunque los cárteles también han aumentado el uso del Servicio Postal estadounidense, según el informe.

La epidemia de las drogas y el fentanilo

Las sobredosis por drogas ya cuestan un billón de dólares anuales a las arcas de EE.UU., que ha visto acelerarse la crisis de los opioides durante la pandemia de covid-19 principalmente debido al tráfico ilegal de fentanilo, según un informe publicado este martes.

El dato, superior a las últimas estimaciones, se destaca en un informe elaborado por la Comisión para la Lucha contra el Tráfico de Opioides Sintéticos en EE.UU., formada por funcionarios de varias agencias federales, desde Seguridad Nacional hasta el Tesoro, y legisladores de distinto signo político.

El consejo de asesores económicos de la Casa Blanca calculó en 2018 que el costo de las muertes por sobredosis ascendía a 696.000 millones de dólares, pero desde entonces ha aumentado la demanda de opioides, en parte debido al empeoramiento de la salud mental durante la pandemia, y las cifras se han agravado.

De acuerdo a los expertos, desde 1999 las sobredosis por drogas han matado a un millón de personas en el país y las sobredosis mortales están en niveles nunca vistos, con unos 100.000 fallecidos por ese motivo solo en el año de estudio comprendido entre junio de 2020 y mayo de 2021, es decir, 170 al día.

En dos tercios de esas muertes, que sobre todo afectaron a personas jóvenes de entre 18 y 45 años, había presencia de opioides sintéticos y el más común de ellos era el fentanilo, una droga 50 veces más potente que la heroína, que la comisión considera el “impulsor principal de la epidemia” actual.