Según un reporte publicado por Milenio Noticias, en México existen 260 estaciones de radio “piratas” que podrían estar siendo operadas por el narco.
En al gráfico presentado junto con la entrevista a Carlos Pérez Ricart, especialista en temas de seguridad, Sonora cuenta con cinco 5 estaciones ilícitas de radio.
Durante los últimos años, grupos políticos, religiosos y hasta el mismo crimen organizado han utilizado distintos medios de comunicación, como las radios piratas, para llegar a un mayor número de audiencias, derivado de los diversos “huecos” que tienen la Ley Federal de Radio y Televisión (LFRyT) y del Estado en su conjunto, señalan especialistas.
“Los grupos criminales necesariamente buscan ganar soldados en su nicho y para ello intentan convocar a comunidades enteras. La radio es una buena forma para comunicarse con la población en general”, dijo Carlos Pérez Ricart, especialista en seguridad internacional y asesor externo de la cancillería.
Pérez Ricart denunció que una parte importante de los recursos financieros de los grupos del crimen es usada para comprar tecnología que les permita comunicarse de manera colectiva.
Explicó que estos fenómenos tienen un mayor desarrollo en entidades donde existe un aparato político de por medio; por ejemplo, en el caso de Colombia y las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, organización que traficaba drogas, pero tenía objetivos políticos. “No me sorprendería que en regiones como Michoacán, Tamaulipas, Guerrero, seguramente tienen mucho más espacios sociales o autoagrupan a más organizaciones sociales sea más recurrente”, puntualizó.
Raymie Humbert, analista de la industria radiofónica, comentó que en la actualidad es complicado conocer cuántas estaciones piratas son operadas por el crimen organizado, sectas o grupos religiosos o partidos políticos; sin embargo, en ciertas entidades el fenómeno es más recurrente con tintes políticos y religiosos.
Las estaciones que operan bajo la irregularidad también funcionan para “acarrear gente, ganar votos”, no tanto por la delincuencia organizada, sino por grupos sociales y políticos. Esto como una alternativa de comunicación en la que la misma infraestructura es limitada, añadió.
“No sería raro ver casos en que se utilizan las propias tecnologías del Estado para poder avanzar en sus propios intereses”, aclaró el especialista en seguridad tras asegurar que si estos fenómenos se dan en México es por los “huecos” que hay en las leyes. Coincidiendo con el ex asesor de Relaciones Exteriores, Humbert comentó que el fenómeno también se da porque “hay demanda popular para la radiodifusión de índole religioso” y porque existe una saturación del espectro radioeléctrico.
Gran parte de la distribución del espectro para la explotación y uso de las frecuencias de radio, agregó, es dada de manera principal para el uso comercial (entre 65 y 70 por ciento), para el público (15 por ciento) y el resto para uso social y comunitario.