Las áreas naturales protegidas marinas y litorales de México y de Sonora se encuentran reprobadas en cuanto a manejo y desempeño, provocando que no tengan efectividad para proteger las especies de plantas y animales que en ellas viven, en especial en manglares y arrecifes, según un estudio realizado por la Organización Oceana México.
En Sonora se cuenta con tres áreas naturales protegidas marinas: de la isla de “San Pedro Mártir” frente a las costas de Hermosillo, “El Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado” que es compartida con Baja California, “Las Islas del Golfo de California” que se comparten con Baja California, Baja California Sur y Sinaloa.
Según el estudio de Oceana las áreas naturales protegidas que abarcan a Sonora solo obtuvieron una calificación de va de 1.83 a dos, estando más que reprobados en evaluaciones que tienen que ver con desempeño jurídico y programa de manejo de especies naturales.
Miguel Rivas Soto, director de Hábitats de Ocena, explicó que analizaron un total de 39 áreas naturales protegidas del país, que abarcan desde Baja California hasta Yucatán, para esto realizaron más de 200 solicitudes de transparencia encontrando que lamentablemente este programa no está siendo efectivo, ya que la información es escasa y de muy mala calidad.
Con esto, dijo, perdemos los beneficios ambientales que nos dan estas áreas en cuanto a la posibilidad de conservaciones de especies marinas y aves, así como la oportunidad de que las familias que dependen de estos recursos naturales se están desperdiciando y poniendo en riesgo.
El problema es que las leyes actuales no son suficientes para garantizar la protección de los hábitats, recuperar la abundancia de los océanos y proteger la riqueza natural de México. Por eso, es necesario contar con un marco legal claro que de más atribuciones a la Comisión Nacional de Áreas Protegidas para tener planeación a largo plazo y sancionar a quienes lastimen estas zonas.
Las recomendaciones de Oceana son: aumentar el número de Áreas Naturales Protegidas a más territorios, que estas tengan objetivos claros y medibles, regular y transparentar la pesca en estas áreas, que cuenten con un presupuesto estable, y que las comunidades puedan decidir qué proyectos y recursos se invierten alrededor de las áreas para verse beneficiadas.