Para acabar con el olvido ante el abandono escolar en comunidades rurales, la desigualdad, la discriminación y la falta de oportunidades para las niñas y las jóvenes en el campo, el grupo parlamentario del PRI propuso una serie de reformas a la Ley del Instituto de Becas y Crédito Educativo para otorgar becas automáticas a hijas de jornaleros que estudien una carrera universitaria.
“Con lo anterior, las niñas y las jóvenes del campo tendrán oportunidades de estudiar la educación superior y tener mejores oportunidades de desarrollo; de tal forma que lo único que tenga que cosechar la hija de un jornalero agrícola sea un título profesional; que lo único que tenga que cuidar, sean sus tareas de la escuela, y que su mayor obligación sea alcanzar sus sueños”, expuso la Diputada Natalia Rivera.
Adicionalmente, Rivera Grijalva, presentó una propuesta de reformas a la Ley del Sistema Integral para Erradicar el Ausentismo y la Deserción en la Educación Básica y Media Superior Públicas en el Estado de Sonora, y de esta manera darle solidez al andamiaje legal que permita identificar con mayor profundidad la deserción de las niñas del campo y accionar una estructura para incentivar su reincorporación al sistema educativo.
Agregó que en México sólo un 10% de los jóvenes entre 18 a 22 años, que habitan en zonas rurales acuden a una institución de educación superior, a diferencia del 26% que lo hace en las zonas urbanas. Aplicando el filtro de nivel ingreso, la brecha se abre aún más, pues tan sólo el 6% del grupo de menores ingresos asiste a la universidad, a diferencia de las familias con mayores ingresos que superan el 54% de registro en carreras universitarias.
A lo anterior, hay que sumar el impacto de la pandemia en la disminución de la matrícula en la educación media superior y superior, que se estima son entre 70 y 75 mil sonorenses que viven en el área rural.
En el caso de la deserción femenil, especialistas concluyen que el abordaje tradicional a esta problemática invisibiliza las condiciones particulares de las mujeres, sin embargo, es conocido que las jóvenes ven trastocadas sus aspiraciones desde el momento en que se trunca su trayectoria escolar; confinadas al hogar, se quedan sin mayores alternativas que la atención del esposo y el cuidado de los hijos, en condiciones de desigualdad, inequidad y violencia. En todo este proceso, no se ve una intervención institucional ordenada y permanente que permita contrarrestar o poner un alto a este círculo vicioso en el que la mujer es doblemente victimizada.
“Si somos autocríticos y aceptamos que ha sido la escuela la que ha abandonado a las niñas del campo, y no las niñas del campo las que han abandonado la escuela, comenzaremos a atacar las inequidades desde la raíz con reformas legislativas y políticas públicas bien focalizadas y medibles”, concluyó la diputada Natalia Rivera.