Rafael Caro Quintero está de regreso y ha vuelto más violento. Su retorno público al crimen organizado mexicano ocurrió el lunes 18 de mayo de 2020. Ese día, sobre la carretera a Caborca, Sonora, aparecieron dos cuerpos descuartizados con un mensaje que aclaraba la situación:
“A la gente de la costa se le informa que somos gente de Caro Quintero, esta plaza nos pertenecía y ahora todos aquellos productores, comerciantes y mineros de la región tendrán que pagar plaza”.
La gente de la costa, según informes de inteligencia a los que tuvo acceso MILENIO, no sólo son grupos locales como los Paleteros, quienes están perdiendo sus territorios al sur de Sonora. La gente de la costa también son los lugartenientes de Ismael El Mayo Zambada y de los hijos de El Chapo Guzmán. La gente de Caro Quintero son los matones de La Línea (ex cártel de Juárez) y del Cártel Jalisco Nueva Generación. Y esta guerra ha provocado que los homicidios en Sonora hayan aumentado un 20 por ciento sólo este año y que el Semáforo Delictivo de Sonora coloque a Caborca en color rojo, pues se ubica en el top cinco de los municipios con mayor cantidad de homicidios dolosos.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2018 se registraron 25 homicidios dolosos en Caborca; un año después, la incidencia subió a 32; en 2020 se disparó a 127. La tendencia al alza sigue su curso: hasta septiembre de este año van 92 asesinatos.
Todo empezó en agosto de 2013, cuando un tribunal colegiado ordenó la liberación de Caro Quintero. El alegato fue que Enrique Camarena, el agente de la DEA, presuntamente asesinado por Caro Quintero en Guadalajara en febrero del 1985, nunca estuvo adscrito al servicio exterior estadunidense. Por tanto, Caro Quintero debió ser juzgado por el fuero común y, desde la perspectiva del tribunal, ya había cumplido con la pena prevista: 28 años.
Una vez libre, según los reportes de inteligencia consultados, Caro Quintero se trasladó al municipio de Matachí, en Chihuahua, donde lo esperaba su última esposa, Diana Espinoza Aguilar. A través de sus allegados, hizo saber al gobierno y a los capos que no estaba interesado en regresar a los negocios ilícitos. El mensaje poco interesó a la antigua Procuraduría General de la República y apeló la decisión de haber puesto en libertad a Caro Quintero. El viernes 16 de enero de 2015, la PGR logró que se emitiera una nueva orden de aprehensión en su contra.
Forzado a abandonar Matachí, El Mayo le ofreció a Caro Quintero refugió en Surutato, al norte de Badiraguato, Sinaloa. Duró poco ahí porque el gobierno le siguió la pisada y el viejo capo tuvo que escapar. Llegó a El Batamote, en Sonora. Ahí lo hospedó Jesús González Pañuelas, relacionado con la familia de El Chapo Guzmán. Al igual que en Surutato, la cacería de las autoridades lo obligó a huir.
“El cártel de Caborca”
Tanto los reportes de inteligencia como allegados de Caro Quintero dicen que, amenazado por la posibilidad de pasar sus últimos años en prisión, el capo optó por retomar sus antiguas mañas. Y que, para recuperar los territorios que hace más de 40 años eran suyos, territorios como Caborca, Pitiquito, Altar, Puerto Lobos y Puerto Libertad, Caro Quintero convocó, en 2017, a una reunión con sus subalternos, entre ellos sus sobrinos Juan Pablo y Said Emilio Quintero Navidad (ya presos). El punto por tratar: echar a andar el plan para recuperar el mando en Sonora, a partir de algo llamado “El cártel de Caborca”.
Entre las primeras acciones de este incipiente grupo fue crear el brazo armado La Barredora 24/7 y establecer una alianza con La Línea, a través de Jesús Salas Aguayo, El Chuyín, quien destaca en la lista de los más buscados de la DEA. ¿Por qué no se alió con El Mayo y con los hijos de El Chapo? Los reportes de inteligencia dicen que Caro Quintero cree tener derecho de antigüedad.
La guerra Caro Quintero-“El Mayo”/“Hijos del Chapo” ha desatado un infierno en el noreste de Sonora, sobre todo en Caborca y Magdalena de Kino. En las últimas semanas, por ejemplo, se ha vuelto costumbre que, justo al amanecer y sobre la carretera, aparezcan cadáveres. Reportes de inteligencia mencionan que, entrada la tarde, los narcos se adueñan del patrullaje de las calles. “Civiles armados, vestidos con ropa militar y chaleco antibalas, patrullan en camionetas blindadas”.
En febrero pasado fue baleada la casa de José Bibiano Cabrera Cabrera, El Durango, lugarteniente en Sonora de los hijos de El Chapo Guzmán. Como autor material se señaló a Jesús Darío Murrieta Navarro, alias El Cara de Chochi, operador destacado de Caro Quintero. Cabrera fue detenido dos meses después en Altar, Sonora, por la Guardia Nacional.
El regreso de Caro Quintero al crimen organizado no sólo significa sostener una guerra contra El Mayo y contra los llamados “Chapitos”. También significa, entre otras acciones, hacer una limpia al interior de su cártel, el cártel de Caborca. Que fue lo que sucedió la media noche del 19 de junio del año pasado.
Esa media noche, matoncillos de La Barredora 24/7 irrumpieron en la zona rural de Caborca, controlada por Los Paleteros, un grupo que trabajaba para Caro Quintero. Los de la Barredora 24/7 iban trepados en una decena de camionetas que, para identificarse entre ellos, llevaban la X marcada con cinta blanca en las portezuelas. Los sicarios balearon e incendiaron casas, vehículos y hasta gasolineras. Hubo 12 muertos.
Ese mismo viernes 19 de junio, se registró un enfrentamiento en las costas de Caborca, donde también dominan Los Paleteros. Varios vecinos de la población fueron agredidos y secuestrados. Como presunto responsable fue señalado El Cara de Chochi.
Veinticuatro horas después, el sábado 20, ocurrió un segundo enfrentamiento a tiros en la carretera Caborca-Sonoyta. El saldo: 13 muertos. El domingo 21, fue abandonado en Caborca un tráiler refrigerado, en cuyo interior se encontraban 16 cadáveres. El viernes 26, apareció otro tráiler, ahora en un lote de autos. Ahí había cuatro cuerpos más. De todos estos hechos se le responsabiliza al cártel de Caborca.
El ataque a los LeBarón
Al cártel de Caborca también se le adjudican los homicidios de seis menores y tres mujeres de la familia LeBarón, en noviembre de 2019, en el municipio de Bavispe, Sonora. Adrián LeBarón, padre y abuelo de las víctimas, ha asegurado que detrás de esos asesinatos estuvo Caro Quintero. Dos de los presuntos homicidas, que luego fueron detenidos —Rodolfo González Montes, alias El 32 y Fredy Calles Romero—, han sido identificados como subordinados de Jesús Salas Aguayo, El Chuyín, y por tanto como integrantes del grupo criminal La Línea, que hoy trabaja con Caro Quintero.
El móvil detrás de la agresión contra la familia LeBarón habría sido una acción concertada por la alianza Caro Quintero-La Línea para apropiarse de una extensión amplia de tierra, rica en litio, actualmente en posesión de la familia LeBarón.
Uno de los hechos más recientes, atribuido al cártel de Caborca, ocurrió el jueves 13 de mayo de 2021: Ese día fue asesinado Abel Murrieta Gutiérrez, candidato a presidente municipal de Cajeme por Movimiento Ciudadano. Coincidentemente, Murrieta era el consejero jurídico de la familia LeBarón en su denuncia contra Caro Quintero.
Esta violencia repercute en todo Sonora: el último reporte del secretariado detalla que durante los primeros nueve meses de este 2021, los homicidios dolosos se incrementaron 23.4 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que los feminicidios se duplicaron. La tendencia en cuanto al delito de extorsión también es de llamar la atención: pasó de 36 casos en 2020 a 62 denuncias en lo que va de este año.
Las propias autoridades municipales han pedido ayuda al gobierno estatal y federal para contener esta ola de violencia ocasionada por Caro Quintero y sus rivales.
“La ciudadanía nos reclama, con todo derecho, la seguridad que les corresponde y, que sienten, se les ha arrebatado”, escribieron los alcaldes de Caborca y Pitiquito en una carta enviada al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la entonces gobernadora Claudia Pavlovich.
Por sorprendente que parezca esta historia, a sus 66 años, Caro Quintero está de regreso y el mentado cártel de Caborca se ha convertido en una amenaza seria para la paz.