La Fiscalía Central para la Atención de Delitos Vinculados a la Violencia de Género del Estado de México analiza mil 137 restos óseos, fragmentos de apenas unos centímetros, que no corresponden a una cifra similar de víctimas, sino que podrían ser de una o más mujeres asesinadas por Andrés “M”, el presunto feminicida serial de Atizapán de Zaragoza, detalla la titular, Dilcya Samantha García Espinoza de los Monteros.
“Es el caso más cruento registrado en el Estado de México. Derivado de las evidencias que tenemos, pinta para ser un caso terrible. Hemos encontrado algunas circunstancias que, de concretarse, podría resultar el asunto más cruento en muchísimo tiempo”, indica en entrevista con EL UNIVERSAL.
Revela que la institución investiga las fichas de mujeres desaparecidas en la entidad mexiquense desde 1990 hasta 2021 de nueve municipios que se localizan en 9 kilómetros a la redonda, entre ellos, Huixquilucan, Naucalpan, Tultitlán, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli, para recabar datos y cotejar ADN o cualquier indicio que permita identificar a las víctimas de Andrés “M”.
Luego de precisar que es imposible buscar mujeres únicamente por temporalidad, empezaron el rastreo de las carpetas y averiguaciones por desaparición desde hace 31 años y de acuerdo con los lugares donde se presume que estuvo este hombre.
“Estamos haciendo un cruce de lo que encontramos en el lugar con las bases de datos, las genéticas y otros peritajes, a partir de esos cruces se concretará cuáles y cuántas son las víctimas”, explica la fiscal.
Sobre el documento con 29 víctimas que derivan de la lista anotada por el sujeto no son concretos, agrega, pues en algunos casos escribió el nombre de pila o un apodo. Solamente algunos son nombres completos, además de contener detalles sobre los hechos “hórridos” que cometió este sujeto.
Es por ello que la fiscalía emprendió la búsqueda de las personas, y hasta el momento, Dilcya se ha reunido con cuatro familias: la de Rubicela, en Monterrey, otras dos mexiquenses, y la de Reyna, la última víctima.
La finalidad, añade la fiscal, es arroparlas, que no se sientan solas, que sepan que la institución velará por sus derechos y “tenemos que explicarles que la confronta genética es un proceso que se debe cumplir, advertir que puede dar positivo pues hay evidencias que así lo denotan, pero de no ser así, vamos a continuar buscando a la persona que buscan”.
Expone que la investigación podría arrojar resultados en dos meses, pues comenzaron las diligencias que integra tres fases en la casa de Andrés “M”. La primera, la excavación en el patio y cocina; la segunda, en la habitación principal y sótano, y la tercera, en el patio y dos baños.
ESTABLECÍA RELACIONES DE CONFIANZA
De acuerdo con la fiscal, Andrés “M” aprovechó relaciones de confianza que establecía con las mujeres para cometer los crímenes. Un ejemplo fue el caso de Reyna, quien junto con su familia mantuvo cercanía con él porque les pareció un hombre solo. Le abrieron las puertas de su casa, le brindaron amistad. Razón por la que ella le pedía que la acompañara al Centro a comprar los celulares que vendía.
Dilcya Samantha García precisa que el presunto feminicida serial no podrá alegar demencia o alguna enfermedad mental como una forma de ser declarado inimputable. “Él era absolutamente funcional dentro de la sociedad y tiene un perfil controlador, de una persona que podría estar por arriba de la media intelectual”.