Desde la sierra de Durango llegó un clan agricultores de marihuana. Apadrinado por el narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, alias el “Señor de los Cielos”, uno de los capos más poderosos de México, la familia Coronel controló el estado y el trasiego de droga por la frontera norte.
La historia de este clan inició con el narcotraficante mexicano, Ignacio Nacho Coronel Villarreal. “Don Nacho” y/o “El Rey del cristal”, como era conocido en el mundo del hampa, inició sus actividades delictivas bajo las órdenes del “Señor de los Cielos”. Tras la muerte de éste —en 1997 durante una cirugía plástica—, Nacho se unió a la organización de Joaquín el Chapo Guzmán: el Cártel de Sinaloa.
Según los señalamientos, llegó a convertirse en uno de los principales cabecillas del cártel. Su liderazgo se extendió a la sombra de otros más conocidos como el de el “Chapo” Guzmán e Ismael el “Mayo” Zambada, el único capo de la vieja guardia con más de 40 años de trayectoria que nunca ha sido detenido.
Coronel Villarreal fue durante al menos 12 años el responsable del trasiego de metanfetamina hacia Estados Unidos. Uno de los momentos más tensos en el liderazgo de “Nacho” ocurrió en abril de 2010 cuando su hijo, Alejandro Coronel Mardueño fue secuestrado y asesinado cuando tenía apenas 16 años por sus rivales, los Beltrán Leyva. Esto desató una ola de violencia en el país.
Ese mismo años, el 29 de julio, el ya importante dirigente del narco fue abatido en un operativo lanzado por el Ejército mexicano, en una de las zonas residenciales más exclusivas de Guadalajara, en el estado de Jalisco (al oeste del país).
Las detenciones. Mientras la muerte de “Nacho” Coronel seguía presente en los principales noticiarios del país en las regiones de Sinaloa y Durango las autoridades realizaban persecuciones.
El 30 de abril de 2013 la tragedia volvió a la familia con la captura de Inés Coronel Barrera, alias el “Uno”, padre de Emma Coronel —presa en una cárcel en Estados Unidos — y suegro de Joaquín el “Chapo” Guzmán, sentenciado a cadena perpetua en la Unión Americana.
Ese día, a las 07:00 horas, las autoridades rodearon una casa en el municipio de Agua Prieta, Sonora. A simple vista parecía un domicilio cualquiera, pero no lo era ni tampoco sus habitantes. En aquel inmueble de cuartos grandes y techos altos se encontraba Inés Coronel, acusado de producir marihuana y de operar en la franja fronteriza de San Luis Río Colorado, Cananea y Agua Prieta para introducir la droga por Arizona, Estados Unidos.
Para suerte del gobierno federal, en el sitio se encontraba un segundo objetivo prioritario: Omar “Omarcito” Coronel Aispuro, hermano de Emma.
Dos años después otro hombre importante en la vida de Emma caería en manos de las autoridades: su hermano menor, Édgar Coronel Aispuro, fue señalado de organizar y supervisar la construcción del túnel por el cual se fugó el Chapo en 2015 de la prisión de Máxima Seguridad del Altiplano, en el Estado de México.
Desde ese momento sólo las mujeres de la dinastía Coronel, Blanca Estela Aispuro, madre de Emma y la misma esposa del “Chapo” Guzmán, de 31 años, se habían mantenido a salvo. Hasta hace tres días, que la joven cónyuge del capo mexicano fue detenida en el Aeropuerto de Virginia, EEUU, acusada de conspirar para traficar droga a la Unión Americana.
Emma Coronel Aispuro fue desplazada del Cártel de Sinaloa y estaba enojada por las traiciones de su esposo, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Entonces comenzó a romper con los códigos criminales al exponerse públicamente hasta convertirse en la primera mujer que ha desafiado al grupo criminal y amenaza con cimbrarlo para proteger a sus hijas y a sí misma.
Los focos de alarma se encendieron luego de que Coronel Aispuro compartió cada vez más su vida privada en redes sociales, por medio de entrevistas y hasta un reality show. Se volvió influencer e hizo público su deseo por explotar la atención que había sobre ella.
Pero toda esa fama alumbraba de paso los intereses de personajes caracterizados por moverse en las sombras, al más alto nivel de la organización.
De acuerdo con reportes de Vice News y Proceso, la esposa del Chapo se entregó a las autoridades norteamericanas el pasado 22 de febrero, cuando voló a Dulles-Washington. Ella llamó a un agente y manifestó su deseo por cooperar ante el caso que la involucra en conspiraciones por traficar droga a EEUU.