Ante el avance de la pandemia de COVID-19, muchas personas buscan tratamientos ‘alternos’ en caso de haberse infectado con el nuevo coronavirus, siendo el dióxido de cloro uno de los que más popularidad han ganado entre la población.

No obstante, la ingesta de esta sustancia ha provocado que varias personas lleguen a hospitales ya con daños en su organismo.

Por ello, te presentamos los señalamientos que grupos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han emitido sobre este remedio

Es un gas de color amarillo o amarillo-rojizo utilizado como blanqueador en la fabricación de papel, en plantas públicas de tratamiento de agua y en el proceso de descontaminación de construcciones, señala la OPS.

El organismo señala que, al ser disuelto en agua, el dióxido de cloro genera iones que cuentan con la capacidad de eliminar bacterias y otros microorganismos en medios acuosos.

Si tomas algún producto que tenga dióxido de cloro o derivados, te expones a presentar irritación en la boca, el esófago y el estómago.

La OPS apunta que esto puede desencadenar en un cuadro digestivo severo, provocando náuseas, vómitos y diarreas.

Las consecuencias más graves de la ingesta pueden abarcar trastornos hematológicos (metahemoglobinemias, hemolisis), cardiovasculares y renales.

En caso de ser inhalado por medio de nebulizadores, el dióxido de cloro puede ocasionar acumulación de líquido en los pulmones, broncoespamos e incluso la muerte si la exposición está por encima del valor límite.

En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) señaló que el consumo del medicamento provocó insuficiencia respiratoria y alteraciones en la actividad eléctrica del corazón.

Hugo López-Gatell, subsecretario de la dependencia, explicó que se ha rastreado toda la información disponible al respecto pero que, hasta el momento, las autoridades sanitarias no tienen evidencia científica de que el dióxido de cloro sea un tratamiento eficaz y seguro contra el virus SARS-CoV-2.

“Desafortunadamente no hay información científica robusta que permita suponer que tiene mérito o incluso que pudiera ser seguro el producto. Entonces, de momento no recomendamos el uso de dióxido de cloro porque precisamente esa evidencia sigue sin llegar”, explicó en conferencia el pasado 20 de enero.