Los preparativos para la inauguración de Joe Biden como el 46 presidente de Estados Unidos siguen en marcha para que la ceremonia pueda efectuarse como es tradicional en el Capitolio, si bien este año los actos se realizarán en un formato reducido debido a la pandemia y con especial atención a las medidas de seguridad tras el asalto al Congreso el miércoles pasado. El violento ataque, que se cobró la vida de un policía y otras cuatro personas, ha generado una crisis política sin precedentes que ha empujado a los congresistas demócratas a iniciar ya un proceso de destitución contra el presidente saliente, Donald Trump, el cual se espera que este mismo lunes sea puesto sobre la mesa.
«Presentaremos el artículo de ‘impeachment’ este lunes durante la sesión pro forma de la Cámara», anunció el domingo el congresista demócrata por California, Ted Lieu. Aun así, es difícil que pueda salir adelante a sólo nueve días del final del mandato de Trump y con el receso del Congreso hasta entonces. En cualquier caso, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi está decidida a iniciar este segundo proceso de destitución o invocar la denominada Enmienda 25. De ahí que instó al caucus demócrata a estar preparado para regresar a Washington esta semana.
El borrador más reciente de la resolución de acusación cuenta con un sólo artículo, «incitación a la insurrección», que como moción privilegiada puede ir a la Cámara sin la aprobación del comité. Pero el líder del Senado, Mitch McConnell, sin ningún interés en crear más división entre los republicanos, tiene el tiempo de su lado con la Cámara en receso hasta el 19 de enero. La otra opción en la mesa sería esperar hasta después de la inauguración de Biden, con McConnell ya sin el control de la Cámara Alta, que pasará a estar controlada por el demócrata Chuck Schumer.
La opción de realizar el juicio de destitución después de su presidencia permitiría al Congreso asegurarse de que nunca más pueda ocupar el cargo. El proceso se haría vía exprés para evitar restar tiempo a la importante y urgente agenda legislativa de Biden. La nueva Administración desea pasar página cuanto antes de la era Trump lo antes posible, para poner el foco en la unidad y recuperación nacional, así como reafirmar a los ciudadanos y al mundo que la democracia estadounidense perdura.
Condena popular
Una encuesta de ABC News/Ipsos publicada este domingo revela que la mayoría de los estadounidenses cree que Trump debería ser destituido antes de que Biden preste juramento. El 67% de los consultados le responsabiliza de la violencia en el Capitolio y el 56% piensa que tendría que ser cesado antes de que acabe su mandato. La Casa Blanca, por el contrario, denunció en un comunicado que algo así «sólo serviría para dividir más aún» al país.
El presidente electo, Joe Biden, se prepara entretanto para tomar posesión el próximo 20 de enero en la emblemática escalinata del frente oeste del Capitolio, que en esta ocasión tendrá un simbolismo doble, dos semanas después de que una turba con banderas confederadas asaltara violentamente el edificio. El servicio secreto, responsable del diseño y ejecución del plan de operaciones de seguridad para la investidura, contará en esta ocasión con medidas excepcionales. La planificación involucra a un amplio número de agencias federales y funcionarios que trabajan en un amplio perímetro de vigilancia, que incluye el cierre de carreteras y barreras alrededor del Congreso.
El equipo de organización del evento lleva a cabo una evaluación exhaustiva de la plataforma inaugural y otros espacios y terrenos del Capitolio que se utilizan tradicionalmente en la ceremonia. Dos días antes, el comité inaugural de Biden celebrará también el Día de Martin Luther King para centrar la atención en la recuperación de la pandemia y en su impacto social y económico.
La celebración hará énfasis en alentar a los ciudadanos a unirse para ayudar a combatir el hambre, la injusticia racial y la falta de vivienda. Los organizadores trabajan paralelamente con agrupaciones para preparar actos a lo largo del país, en un esfuerzo por renovar el espíritu de compromiso y unidad y empezar a reconstruir la nación.
El comité planea también una ceremonia de iluminación del estanque reflectante del Monumento a Lincoln el día 19 de enero, para honrar a las víctimas del coronavirus. Para ello se ha invitado a las comunidades de todo el país a unirse con el alumbrado de edificios, hacer sonar las campanas de las iglesias para crear un momento de recuerdo nacional. También se ha pedido a los estadounidenses que observen la investidura desde casa en lugar de viajar a Washington DC.
Tras confirmar Trump su ausencia de la ceremonia, el vicepresidente Mike Pence informó este domingo de que él sí acudirá al evento, una presencia que este año añadirá un énfasis especial a la continuidad del Gobierno y la estabilidad de la democracia. Pence fue evacuado por el servicio secreto durante el violento asalto al Capitolio la semana pasada, incidente que le ha afectado profundamente ya que se encontraba con su esposa y su hija.
A la caza de Pence
Una nueva información sobre los disturbios revela que los asaltantes buscaban dañar al vicepresidente. El fotógrafo de Reuters Jim Bourg, que estaba en el edificio, fue testigo de las conversaciones entre varios asaltantes que buscaban Pence para colgarlo como «traidor», mientras otros violentos exaltados gritaban lo mismo.
A medida que continúa la investigación, todo apunta a una conspiración más amplia de lo que en principio se había estimado, en la que los violentos iban preparados con equipo militar para hacer prisioneros y sabían cómo encontrar las oficinas escondidas. Imágenes perturbadoras del interior del Capitolio tras el brutal asalto muestran sangre en las estatuas y heces esparcidas por todo el edificio que denotan la vileza de los atacantes, así como imágenes de vídeo escalofriantes de agentes de Policía siendo aplastados por la multitud enloquecida.