“El arresto en octubre en Estados Unidos del exministro de Defensa de México, Salvador Cienfuegos (acusado de narcotráfico y lavado de dinero), desató la ira entre los altos oficiales militares mexicanos, quienes vieron la acción como una humillación y violación de la soberanía del país”. El diario estadounidense Wall Street Journal resume así la encrucijada que enfrentó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el de su homólogo, Donald Trump.
Desde el pasado 15 de octubre, cuando fue aprehendido el ex jefe militar durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), en Los Ángeles, California, México arrancó una cruzada diplomática —sin precedentes— para traer de vuelta al general. El 6 de noviembre, día de la primera audiencia en EEUU de Cienfuegos Zepeda, la fiscalía mexicana habría recibido en sus oficinas la investigación íntegra que la DEA acumulaba en contra del ex funcionario.
Antes de la segunda, ambas administraciones anunciaron el acuerdo entre sus respectivas fiscalías: Cienfuegos regresaría a México libre de cargos.
Cienfuegos llevaba una década siendo investigado por la DEA; sin embargo, la cancillería mexicana sólo fue avisada de la operación el día de la captura.
The Wall Street Journal afirma que “el arresto despertó pasiones nacionalistas antiamericanas en las fuerzas armadas”. Los graves cargos imputados a Cienfuegos —señalado de ayudar a una escisión de los Beltrán Leyva—, más allá de erosionar el sexenio y la figura de Peña Nieto, significaron un torpedo para la credibilidad del Ejército mexicano convertido en uno de los pilares fundamentales en el gobierno actual.
“A López Obrador y otros funcionarios les preocupaba que el hecho de que México no pudiera detener el arresto del general Cienfuegos generaría tensiones con los militares y obstaculizaría la capacidad del gobierno para cumplir con las prioridades del presidente”, cita el diario conservador.
The WSJ menciona que Jesús Ramírez, portavoz de López Obrador, confirmó la versión sobre el descontento entre los oficiales del ejército, pero negó que éstos hubieran presionado al gobierno. “López Obrador dijo que la acción del gobierno buscaba respeto por el estado mexicano y por su soberanía”, detalla en el artículo Mexico’s President Pushed Hard for Release of General Arrested in U.S.
Muchos analistas y ex miembros del Ejército se encuentran escépticos de que Cienfuegos pise alguna sala de audiencias en México, debido al papel que juegan los militares en el gobierno de López Obrador. “El fiscal mexicano, Alejandro Gertz Manero seguirá adelante con el pretexto de investigar a Cienfuegos, pero no resultará nada porque es intocable”, asegura Gladys McCormick, profesora de la Universidad de Syracuse, citada por el Wall Street Journal.
En México, el Ejército constituye la mayor parte de la nueva Guardia Nacional, el polémico cuerpo de seguridad creado por el actual gobierno, para hacer frente a la inseguridad y violencia del país. Recientemente, el poder de los militares se extendió a los puertos y aduanas, donde se pretende combatir para corrupción endémica que se forjó en los sexenios anteriores.
El gobierno de López Obrador se enfrenta ahora al desafío de iniciar una investigación rigurosa y transparente sobre el general, disipando las dudas de impunidad o trato de favor que desde que se conoció en acuerdo sobrevuelan en la opinión pública. El peso recaerá sobre la Fiscalía General de la República, creada hace apenas dos años con la intención de terminar con la corrupción y la impunidad.