Doña Marina Canché inicia su jornada laboral a las 4:30 de la mañana, hora en la que se despierta para alistar la mercancía que venderá en el mercado “Pedro Sainz de Baranda”, el principal centro de abastecimiento de alimentos de Campeche capital. En su puesto comercializa rábano, cilantro, hierbabuena, epazote, chile y naranjas. El proceso para desinfectarlos consiste en sumergirlos en agua con cloro durante varios minutos.
El gel antibacterial, cubrebocas y el cloro son su defensa frente a la COVID-19. Esta es parte de la nueva normalidad que vive Marina y miles de familias más en Campeche, el primer y único estado en semáforo verde por la pandemia.
Este miércoles, Campeche cumple dos meses en semáforo verde. El pasado 25 de septiembre las autoridades de salud declararon a esta entidad la primera en pasar a este color luego de alcanzar cifras totales de 6,031 casos positivos acumulados, de los cuales 5,165 se recuperaron y 816 fallecieron.
“El color verde indica un bajo riesgo de contagios. En este escenario, las tendencias de la propagación del virus Sars CoV 2 disminuyen, no desaparecen”, informó entonces en un comunicado la Secretaría de Salud de Campeche.
A pesar de estar en semáforo verde, las medidas sanitarias no se han relajado en Campeche. La población, los sectores empresarial, e informal han creado estrategias y una cultura de la prevención, dependiendo de las posibilidades económicas, materiales y sociales.
Cada sector es consciente de los beneficios que trae consigo la reactivación económica gracias al semáforo verde y los cuidados que deben tener, ya que existe la posibilidad de que surjan los rebrotes del COVID-19.
Negocios, los más cuidadosos con las medidas
Tras ser declarado el único estado en verde, las actividades económicas comenzaron a reabrir de forma ordenada y gradual.
En las entradas principales del mercado central hay personal que toma la temperatura de los consumidores y les proporcionan gel antibacterial antes de entrar a la central de abastos de Campeche.
El personal del restaurante Marganzo, uno de los más concurridos por el turismo nacional, aplica las normas de higiene indicadas por la Secretaría de Salud. Desde que el comensal entra a las instalaciones, el personal toma la temperatura y proporciona gel antibacterial, para posteriormente ubicarlo en mesas previamente desinfectadas.
Cada comensal tiene un área designada y con separaciones de cristal entre mesa y mesa, para cumplir con la sana distancia; además de sólo permitir el acceso al 50% de su capacidad total. Rubí León lleva 16 años en dicho restaurante y es una de las 30 personas que laboran ahí; su labor consiste en servir los alimentos y sanitizar diariamente las mesas y sillas.
La taquería El Jarocho, ubicado en el barrio de San Román, es otro de los restaurantes favoritos por la gente local y es una referencia de la vida nocturna, ya que es ampliamente conocido por sus tortas y tacos de pastor y chuleta. Luis Ordaz, encargado del negocio, comparte que la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios de Campeche (COPRISCAM) monitorea constantemente las instalaciones y al personal para que opere apegado a las normas sanitarias, esto consiste en revisar la temperatura corporal, el uso correcto de cubrebocas, que haya agua clorada en las instalaciones, así como gel antibacterial y jabón.
Ordaz menciona que han operado desde el 15 de abril con servicio a domicilio, cuando el estado estaba en semáforo naranja. Sin embargo, han ampliado el servicio para que los comensales puedan encargar y recoger sus pedidos directamente en el local. Con el semáforo verde ha llegado más gente que busca consumir ahí mismo.
La recuperación económica dan un respiro a los comercios. De acuerdo con el INEGI, en Campeche, el 41.17% de los establecimientos no son esenciales, y de ellos dependen 75,418 personas que vieron interrumpidas sus actividades comerciales durante el semáforo rojo, 40% de ellas son mujeres.
Este tipo de establecimientos incluyen sector servicios como restaurantes, bares, hoteles y sitios de hospedaje, mantenimiento de vehículos y aparatos electrodomésticos, cines y comercios de vestimenta en centros comerciales, etc.
Ademas de los cines comerciales ubicados en la principal plaza comercial de Campeche; EDUCINE A.C. ubicado en el barrio de San Francisco, es uno de los espacios culturales y alternativos más populares de la capital, ahí se proyectan películas de cine de arte nacionales e internacionales. Debido a su reducido espacio, han reactivado sus labores con un aforo de 50% para brindar mayor protección sanitaria a los asistentes.
“Tras siete meses de confinamiento, queremos que la gente viva de manera segura la experiencia del cine en el cine. La experiencia del sonido y la imagen están diseñados para ser disfrutados en sus espacios originales”, menciona Joaquín Gutiérrez, coordinador del espacio, quien reconoce que la gente aún está temerosa de compartir en espacios cerrados.
El turismo revive
La calle 59 del centro histórico, considerada como el corredor turístico y comercial más importante de la ciudad, ya no vibra como antes. Ahora la vida nocturna se apaga poco antes de las 11 de la noche cuando cesa la venta de alcohol en bares y restaurantes y comienza el cierre total de los establecimientos.
A muchos turistas esta medida, que forma parte de las restricciones sanitarias dispuestas por el gobierno de Campeche, los toma por sorpresa.
“En Campeche me sentí más segura. Antes estuve en Veracruz y vi la diferencia entre estados. En Veracruz, el lunes por la noche, las calles estaban llenas, había gente sin cubrebocas y muchos vendedores ambulantes. Había medidas en las que te tomaban la temperatura, pero era más laxo todo”, señaló la periodista Nina López.
Si bien, se pueden observar turistas con un caminar relajado, sin guardar la sana distancia, la gran mayoría usa cubrebocas y gel antibacterial. Los lugares cerrados, como hoteles, restaurantes e iglesias, tienen gel en las entradas y la mayoría cuentan con termómetros corporales.
“Los negocios están siendo más responsables, a diferencia de otros estados, sobre todo para respetar la distancia entre las mesas”, apuntó López. La apertura de los negocios incluye a las plazas comerciales, restaurantes, cines y bares con sus respectivas restricciones.
El turismo nacional ha encontrado en Campeche un punto de escape ante el confinamiento necesario. Este sector se ha ido recuperando paulatinamente luego de los momentos difíciles durante mayo-julio, fechas con mayor índice de contagios en la entidad.
El secretario de turismo de Campeche, Jorge Manos Esparragoza, señala que durante esos meses la ocupación turística no rebasaba el 16%, pero una vez que se volvió semáforo amarillo (el primero a nivel nacional) y luego semáforo verde, este sector ha estado recuperándose progresivamente.
“A veces llega al 25% otras al 19%, algunos días buenos llega al 30%, pero hay que ser muy claros de que no son los números de años anteriores”, apuntó. Menciona que Campeche es un destino seguro porque es la entidad con menor incidencia delictiva y es el único que se mantiene como semáforo verde y agregó que un buen síntoma es la llegada de las aerolíneas Volaris y Viva Aerobus a la entidad. Manos Esparragoza agregó que recomienda a la población comportarse como si estuvieran semaforo amarillo y naranja.
Campeche ‘como antes’
Aunque en Campeche las clases se mantienen a distancia, pues pese al semáforo verde las autoridades decidieron que no habría vuelta a las aulas y que las oficinas de gobierno no trabajan tampoco con horarios normales, el transporte público se ha saturado en las últimas semanas.
Las empresas de transporte redujeron el número de unidades de las principales rutas de la ciudad, medida que ha afectado principalmente a los trabajadores del sector informal, población mayoritariamente rural, para quienes no existe el home office.
La señora Vicenta Collí de 90 años, vende yucas y cocos en un puesto improvisado dentro del mercado principal. Lleva más de 50 años comercializando frutos de temporada; ella se transporta a diario de Villa Madero hacia la capital, trayecto que le toma una hora. La señora Vicenta reconoce que no se siente segura al abordar el transporte público.
Las aglomeraciones en los paraderos de camiones son inevitables ante la urgencia de muchos campechanos por llegar a su trabajo en las oficinas municipales, estatales y federales, que se encuentran ubicadas en los primeros cuadros de la ciudad y que, si bien redujeron las plantillas laborales para proteger a la población vulnerable, continúan operando, algunas bajo previa cita y otras en los horarios antes establecidos.
En Campeche, las unidades de transporte público no tienen adecuaciones sanitarias especiales para dar más seguridad a los pasajeros; mientras que en el vecino estado de Yucatán, que se mantiene en semáforo naranja, el transporte urbano cuenta con paneles que dividen a los asientos, pero operan a un 100% de su capacidad.
Roberto López, quien transita todas las mañanas en diferentes horarios en transporte público, refiere que de manera oficial se informó que el transporte público operaría a un 75%; sin embargo, señala que existen muchas quejas por el sobrecupo en los horarios matutinos y vespertinos, aunado al uso inadecuado del cubrebocas “quizá hay hartazgo por el uso del cubrebocas pero es necesario, algunos lo usan por debajo de la nariz”, dijo.