Dos antiguos trabajadores de la prisión de Oklahoma y su supervisor se enfrentan a cargos por un delito menor de crueldad después que una investigación desvelase que habían obligado a varios internos a permanecer de pie esposados durante horas mientras escuchaban la canción infantil Baby Shark (El bebé tiburón) en bucle, según informó la semana pasada el fiscal.
El episodio se repitió al menos cinco veces con cinco internos, cada uno por separado. En todos los casos se les esposó con las manos a la espalda y se les tuvo de pie contra una pared mientras sonaba la canción, repetida una y otra vez, a gran volumen y durante horas, según recogen los diarios The Oklahoman y The New York Times. Los sucesos ocurrieron en noviembre y diciembre del año pasado. Dos de los internos fueron sometidos al castigo tras interrumpir su sueño: uno a las dos y otro a las tres de la mañana.
El fiscal del caso ha presentado los cargos por delito menor de crueldad hace una semana contra los exempleados de la cárcel del condado de Oklahoma Gregory Cornell Butler Jr. y Christian Charles Miles, ambos de 21 años, y contra su supervisor, Christopher Raymond Hendershott, de 50.
“Ha sido muy desafortunado que no haya podido encontrar una figura jurídica que encaje en este escenario de los hechos”, ha señalado el fiscal de distrito, David Prater. “Me habría gustado presentar cargos por un delito grave por su comportamiento”. Ha señalado que los dos trabajadores de prisiones actuaron “de manera incorrecta, conjunta y a propósito” y de un modo “cruel o inhumano” cuando sometían a los presos al castigo. La repetición de la melodía supuso un “estrés emocional indebido en los internos, que ya estaban sufriendo con toda probabilidad” por estar esposados contra la pared.
A Butler y Miles se les acusa de imponer la disciplina y a Hendershott de estar al corriente pero no hacer nada por impedirla, según el rotativo. Los primeros renunciaron a su puesto en una investigación interna y el supervisor se ha jubilado, ha detallado el sheriff, P. D. Taylor. “No lo toleramos”, ha apuntado. “Nuestro trabajo autovigilándonos siempre ha sido excelente”. En la investigación, Miles declaró que poner la canción era “una broma” entre él y su compañero.
La canción Baby Shark ganó gran popularidad hace dos años después de que la compañía Pinkfong publicase en Internet su primer vídeo. Desde entonces, el vídeo ha sido reproducido más miles de millones de veces. La pieza ha tenido otro uso siniestro. En 2019, en la ciudad de West Palm Beach (Florida) se usó para que las personas sin hogar no durmieran junto a un centro para eventos.