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El debate entre el vicepresidente Mike Pence y la senadora Kamala Harris comenzará a las 09:00 pm, hora del Este de Estados Unidos, el miércoles, y será una transmisión de 90 minutos sin interrupciones comerciales. Este será su único debate.
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El Times transmitirá en vivo el evento, acompañado de análisis y verificación de datos por parte de nuestros reporteros. El debate también se transmitirá en canales como ABC, CBS, CNN, C-SPAN, Fox News, MSNBC y NBC.
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Susan Page, jefa de la oficina de Washington de USA Today, moderará el debate, que se realizará en la Universidad de Utah en Salt Lake City.
Un nuevo frente de campaña: la COVID-19
Es difícil exagerar hasta qué punto el debate ha sido influido por la pandemia del coronavirus, desde el contagio y la hospitalización de Trump hasta los enfrentamientos de último minuto entre las campañas de Joe Biden y Trump por la posibilidad de que Pence —quien ha estado expuesto al virus— participe con una pantalla protectora de plexiglás.
Es probable que Pence, como jefe de la fuerza de tareas de la Casa Blanca contra el coronavirus, sea presionado para que defienda la respuesta vacilante del gobierno a una pandemia que ha ocasionado el fallecimiento de más de 200.000 personas en Estados Unidos. Desde que regresó del hospital, Trump ha tratado de reformular todo el debate sobre la pandemia, argumentando que, de hecho, no es tan grave y que los estadounidenses deberían seguir viviendo sus vidas.
¿Pence usará los argumentos de Trump ante Harris y el público estadounidense el miércoles por la noche? La mayoría de las encuestas sugieren que desafía los temores de la mayoría de los estadounidenses que luchan por superar la pandemia.
También es probable que Pence se vea obligado a defender las acciones de Trump desde que fue diagnosticado, como dejar el hospital en contra de los consejos de muchos profesionales médicos, minimizar la amenaza del virus y quitarse la mascarilla de manera dramática cuando regresó a la Casa Blanca. El presidente se ha proyectado como la prueba de que se puede vencer a la COVID-19; ¿Pence está de acuerdo con eso?
Para Pence, no se trata simplemente de adoptar los argumentos que, en su opinión, podrían ayudar a que el presidente gane la reelección. Es casi seguro que esta sea la última campaña de Trump. A los 61 años, Pence quiere continuar su carrera en la política. La manera en que responda a esas preguntas podría definirlo durante mucho tiempo.
¿Cómo atacará Harris a Trump?
Los candidatos a la vicepresidencia solo tienen que lograr dos cosas en un debate: defender a la persona que va en la parte superior de su boleta. Y atacar a la persona que está en la parte superior de la papeleta de su contrincante.
Pero esa regla básica se ha tornado un poco más complicada para Kamala Harris. Con el diagnóstico de la COVID del presidente Trump y su reciente regreso a la Casa Blanca después de pasar tres noches en un hospital, los duros ataques contra un presidente enfermo podrían ser imprudentes desde el punto de vista político. Tan pronto como se anunció su diagnóstico, la campaña de Biden eliminó la publicidad negativa que atacaba a Trump. Y el candidato demócrata ha actuado con cuidado al referirse al presidente.
Harris, exfiscala e integrante del Comité Judicial del Senado, ha establecido sus credenciales como interrogadora dura al cuestionar a funcionarios como William P. Barr, el fiscal general de Estados Unidos. Ella sabe cómo exponer un caso. Pero ¿podrá atacar el manejo del virus por parte de Trump, que ha llegado a definir su presidencia, sin desviarse hacia un ataque demasiado personal contra un mandatario que lucha contra una enfermedad potencialmente letal?
Eso será un asunto muy delicado. Harris fue una polemista inconsistente durante las primarias demócratas: tuvo algunos buenos momentos y otros no tan buenos antes de retirarse de la carrera. Nunca ha pisado un escenario tan importante.
¿Cómo maneja Harris la improvisación?
Harris, muy recordada por su enfrentamiento con Biden durante los debates de las primarias —cuando dijo “esa niña pequeña era yo”, en referencia a un programa educativo que el candidato demócrata canceló—, es talentosa para argumentar sobre temas ya definidos. Después de todo, esa es una habilidad que desarrolló como fiscala y que la elevó al estrellato político durante las audiencias del comité del Senado con los testigos republicanos.
Con ese propósito, Harris llegó a Salt Lake City el viernes pasado, el mismo día en que Trump fue ingresado en el hospital, para comenzar los preparativos del debate en el terreno. Karen Dunn, quien preparó al senador Tim Kaine para debatir contra Pence hace cuatro años, está liderando esa estrategia que también incluye la participación de Rohini Kosoglu, Symone Sanders y Liz Allen. Pete Buttigieg, quien ha desempeñado el papel de Pence durante la preparación de Harris, también fue visto en la ciudad.
Pero los debates no son un juego de niños y Harris no solo tendrá que defender su propio historial, sino el de Biden, y ningún candidato puede estar preparado para cada eventualidad, sin importar cuántas fichas estudie, especialmente en 2020.
“Esta vez será necesario tener algún nivel de conocimiento, si no dominio, del historial de Joe, el historial del vicepresidente Mike Pence, el historial de Trump y, por supuesto, defender mi propio historial”, dijo Harris en el pódcast de Hillary Clinton la semana pasada. “Así que eso es diferente”.
Biden ha realizado algunos ensayos públicos para sus debates, lo que incluye dos participaciones televisivas en ayuntamientos públicos. Harris ha estado mayormente enclaustrada desde que se unió a la candidatura. El debate será, con mucho, el encuentro más arriesgado desde que fue escogida como candidata a la vicepresidencia del Partido Demócrata.
¿Cómo se abordarán los temas de la raza y el género?
Clinton, la única mujer que ha sido candidata presidencial de uno de los principales partidos políticos estadounidenses, advirtió a Harris, en varias oportunidades, sobre el papel corrosivo que jugará el sexismo en el escenario.
“También debes estar preparada para los desaires, los esfuerzos por disminuirte, personalmente, como mujer que está a punto de ser nuestra próxima vicepresidenta”, dijo Clinton en su pódcast. “Así que creo que habrá muchas maniobras del otro lado para intentar encasillarte”.
Los estudios académicos han demostrado que las mujeres enfrentan diferentes barreras en términos de percepción pública, y Harris no solo es una mujer, sino la primera mujer de color en la boleta de uno de los partidos importantes.
Jennifer Lawless, una profesora de política en la Universidad de Virginia que ha estudiado las dinámicas de género, dijo que las mujeres generalmente tienen que demostrar que pueden afrontar el hecho de “ser intimidadas”, pero Harris enfrenta un obstáculo adicional.
“Como también es una mujer de color, tendrá que evitar ‘no verse demasiado enojada’”, dijo Lawless. “Esos son clichés. Pero son clichés porque son ciertos”.
Es poco probable que el apacible Pence intimide o incluso aborde directamente cualquier tema de género como lo haría Trump. Pero el impacto de la percepción en la audiencia permanece.
Durante meses, la campaña de Trump ha tratado de generar dudas sobre el estado físico de Biden al intentar presentar a Harris como su verdadero contraste, el centro de poder real, y más liberal, en una potencial Casa Blanca de Biden.
“Ella simboliza todo lo que el lema ‘Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo’ quiere dar marcha atrás en virtud de ser una mujer negra”, dijo Lawless.
¿Atacar o defender?
En 2016, Pence tenía una estrategia clara de tres pasos cada vez que su rival vicepresidencial, Kaine, atacaba a Trump. Ofrecía una rápida defensa de Trump (primer paso); comenzaba a hablar de las aspiraciones de una presidencia de Trump (paso dos) y se lanzaba a atacar a los demócratas (paso tres).
Pero, en esta ocasión, lograr el equilibrio entre atacar y defender podría ser un desafío particular para Pence.
Por un lado, después de cuatro años, hay mucho más que defender. Este habría sido un debate muy diferente hace nueve meses, cuando Pence podría haber hablado sobre la economía pujante, el crecimiento del empleo y un electorado generalmente confiado. Ahora va a hablar sobre la pandemia, el fracaso del Congreso y la Casa Blanca en proponer un plan de estímulos y una economía que se ha descarrilado.
Por otro lado, Trump no ha tenido mucha suerte atacando a Biden hasta ahora; el exvicepresidente ha demostrado ser un objetivo difícil de alcanzar, ciertamente en comparación con Hillary Clinton. Quizás, Pence tenga más éxito.
Pero también tiene una tercera tarea: atacar a Harris. Los esfuerzos de Trump por presentar a Harris como la impulsora de políticas más liberales, y quien sería el poder detrás de la presidencia de Biden, han resonado en la derecha. Pero esos votantes ya estaban con Trump. La tarea de Pence es hacer que esos argumentos llamen la atención de los votantes indecisos restantes.
¿Este debate es un adelanto de la contienda de 2024?
Casi todos los debates vicepresidenciales se tratan de dos elecciones a la vez: la actual y la próxima, porque muchos vicepresidentes y candidatos a vicepresidente eventualmente se postulan a la presidencia (una lista reciente rápida: John Edwards, Joe Lieberman, George H. W. Bush, Al Gore y, por supuesto, Biden).
Este enfrentamiento es especialmente significativo debido a la rapidez con la que tanto Pence como Harris podrían liderar sus partidos, dadas las edades de Trump (74) y Biden (77) y la presencia del coronavirus, del que Trump se está recuperando.
Biden ya se ha referido a sí mismo como un “puente” hacia la próxima generación de líderes demócratas. Si gana, permitirá que Harris cruce ese puente como la primera entre los demócratas que compiten por ese liderazgo.
Trump no ha mostrado interés en dejar el poder o el centro de atención, pero se cree que Pence tiene sus propias ambiciones presidenciales. El exgobernador de Indiana ha tratado su vicepresidencia como un ejercicio, a menudo difícil, de mantener cero luz política entre él y Trump. Pero muchos otros republicanos ya están pensando en las elecciones de 2024 y buscan el manto del trumpismo, como el senador Tom Cotton de Arkansas, quien ha estado trabajando para mostrar ese perfil, y la exembajadora de las Naciones Unidas Nikki Haley, quien recientemente estuvo en New Hampshire.