Detención arbitraria y violatoria de los derechos humanos, así calificó Amnistía Internacional el cerco policial que mantuvo encapsuladas por más de cuatro horas a mujeres que se manifestaban por la despenalización del aborto a nivel nacional el pasado 28 de septiembre en la Ciudad de México.
Integrantes del cuerpo de la policía de la Ciudad de México y del grupo conocido como Ateneas retuvieron a las manifestantes desde el inicio de la protesta alrededor de las 14:45 de la tarde hasta cerca de las 19 horas cuando empezaron a permitir la salida de las mujeres sin permitir que la manifestación avanzara hacia el Zócalo capitalino.
Durante el tiempo que duró el cerco, los elementos policiacos respondieron con gas lacrimógeno y petardos a los intentos de las mujeres por salir de la valla de contención, pese a que se encontraban presentes elementos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Marabunta, grupo de apoyo y contención para activistas y periodistas.
“El fin de un encapsulamiento es contener las expresiones de violencia, más no se debe emplear como prevención, también deben durar poco tiempo, en este caso trascendió a más de cuatro horas. Esta táctica fue mal empleada por parte del personal policial”, sostiene Edith Olivares Ferreto, jefa de la unidad de Derechos Humanos en Amnistía Internacional México.
El cerco policiaco que detuvo la marcha que se dirigía al Zócalo capitalino, fue imposible evacuar a pesar de que las manifestantes le pedían a los elementos que les permitieran salir.
“Las personas encapsuladas deben tener la posibilidad de salir de la contención, la práctica de ayer más el uso de gas lacrimógeno se convirtió en una detención arbitraria y violatoria de los derechos humanos ya que no existía una orden de aprehensión en contra de las activistas”, denuncia la jefa de la unidad de Derechos Humanos.
El “cerco de paz”
En agosto de este año, Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, presentó un nuevo protocolo para las manifestaciones el cuál incluye estrategias para detectar instrumentos que podrían causar daño al inmobiliario y detener a las manifestantes que se encuentren en flagrancia dañando propiedad pública.
“Hemos observado con preocupación en Amnistía Internacional que durante varias manifestaciones los elementos policiales no están respetando los estándares internacionales del uso de la fuerza y detención de personas, nos percatamos de prácticas de abuso sexual en otros Estados de la República”, denuncia Edith Olivares Ferreto.
Pero durante la protesta del lunes, las activistas denunciaron represión del gobierno hacia su derecho de manifestarse, “es importante que se haga una evaluación ante estos hechos para que el gobierno garantice que no vuelvan a ocurrir, las manifestantes están en su derecho a la libre expresión”, sostiene Edith Olivares.
Los grupos feministas advirtieron que la contención de la marcha era un secuestro arbitrario con uso de fuerza excesivo, “nos aventaron petardos y gas lacrimógeno pintado de morado, verde y rosa”.
Aunque los grupos de policías estaban conformados por mujeres después de una hora del operativo, se observo que al lugar arribaron policías hombres que se ubicaron detrás del cuerpo de Ateneas, “en los contingentes de policías habían hombres pese a la narrativa del gobierno de implementar solo al grupo de Ateneas para proteger la manifestación”, comenta Edith Olivares.
Las exigencias dentro de los contingentes fueron que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se responsabilice de los atentados contra las manifestantes, “Ojalá la policía estuviera al pie de nosotras cuando los necesitamos, no para reprimir una marcha por el aborto legal, que es un derecho universal”, gritaban las activistas.
La marcha arrancó en el monumento a la Revolución, avanzó cerca de 700 metros hasta que ocurrió el primer cerco en el que se encontraban aproximadamente trescientas feministas que exhortaron a más de 1700 policías a dejar seguir el curso de la protesta.
“La cantidad de elementos policiales que está desplegando el gobierno, preocupa a Amnistía Internacional porque hay una desproporción enorme entre la cantidad de manifestantes que había y el cuerpo policial”, afirma la jefa de la unidad de derechos humanos.
Al transcurrir cerca de cuatro horas en este contexto, las manifestantes se dispersaron en grupos y calificaron los hechos como “una represión del movimiento al viejo estilo neoliberal, tal como ocurría con los expresidentes Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto”.
“Independientemente del gobierno en curso, el uso de la fuerza debe ser regulado por la ley, la policía debe tener establecido un límite para que estas prácticas policiales no se instalen en todo el país, ya que han sido detectados casos similares en otros Estados”, denuncia Olivares Ferreto.
Cerca de cinco contingentes fueron separados y encapsulados por bloques policiales, desde un templete cercano a la Antimonumenta las activistas exigieron, “vayan a encontrar a los hombres que nos violan, violentan, trafican mujeres, mejor encapsulen a los hombres que cometen feminicidios, son 10 al día”.