Para librar la justicia, Emilio Lozoya involucró a tres expresidentes en una denuncia de hechos ante la FGR.
A lo largo de 63 cuartillas, el exdirector de Pemex culpa a Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y otros 13 políticos por estar relacionados, entre 2010 y 2016, con sobornos y tráfico de influencias, además de señalar a una periodista.
Además de los tres expresidentes, Lozoya señala como parte de “hechos posiblemente constitutivos de delitos” a los excandidatos presidenciales Ricardo Anaya y José Antonio Meade; los exsecretarios de Hacienda Luis Videgaray, José Antonio González Anaya y Ernesto Cordero; a los actuales gobernadores de Querétaro, Francisco Domínguez, de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca; a los exsenadores panistas Salvador Vega Casillas, Jorge Luis Lavalle y al priista David Penchyna; Carlos Treviño Medina, exdirector de Pemex, y a Rafael Caraveo, a Osiris Hernández, secretario de Ricardo Anaya, y a la periodista Lourdes Mendoza.
En su denuncia, Lozoya afirma que la petrolera brasileña Odebrecht se infiltró el gobierno federal en 2010, durante la administración de Calderón, cuando se firmó un contrato multimillonario con la empresa Braskem.
Aseguró que Peña Nieto y Odebrecht tenían una relación de poder en la que la firma daba dinero para ganar licitaciones.
Sobre Salinas de Gortari afirmó que éste cabildeaba a favor de los proyectos de su hijo, como pagarle a la empresa TRESE más de 15 millones de dólares.
En su denuncia ante la FGR, Lozoya detalla varias tramas de supuestos actos de corrupción.
En el gobierno de Calderón se firmó a un contrato multimillonario con la empresa Braskem, filial de Odebrecht, lo que a la larga fue perjudicial para las finanzas de Pemex.