El turístico estado de Baja California Sur, en el noroeste de México, tomó en días recientes la decisión de cerrar sus playas y cancelar actividades acuáticas, turísticas y recreativas al aire libre ante el repunte de contagios de coronavirus.
Hace unas semanas, a mediados de junio, fueron reabiertas playas y balnearios luego de permanecer cerradas por protocolos sanitarios, miles de personas acudieron a los principales balnearios de las costas de esta región, uno de los puntos claves para el turismo en México, tanto nacional como extranjero, sobre todo estadounidense.
Pero tal fue la afluencia de bañistas que la mayoría de las principales playas se abarrotaron de visitantes sin respetar el aforo máximo permitido del 30%, por lo que las autoridades tomaron la decisión de cerrarlas de nuevo apenas dos semanas después.
LA LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA
Este cambio de rumbo ha presionado más si cabe al sector turístico, vital para Baja California Sur.
Hoteleros, restauranteros y prestadores de servicios se declaran en números rojos y hasta en quiebra debido a que el poco dinero que quedaba lo invirtieron en la reapertura de sus negocios al abrirse las playas y un par de semanas después se están viendo obligados a cerrar de nueva cuenta.
“Cerrar las playas es matar de tajo la economía del estado”, dijo este sábado el prestador de servicios turísticos de la ciudad de La Paz Fabricio Mujica, quien afirmó que si bien es prioridad conservar la salud de las personas lo es también la “salud financiera, de la entidad y del país”.
“La temporada se ha perdido y si la situación perdura podemos tardar años en recuperarse”, lamentó.
Cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que solo en el sector restaurantero se tienen registrado un total de 52 negocios quebrados en la región: 29 de estos están en el balneario de Los Cabos y 18 en La Paz, sus principales centros turísticos.
Además, muchos de los comercios informales, que ascienden a centenares y son más difíciles de contabilizar, también estarían pasando un muy mal momento.
México se consolidó en 2019 como uno de los 10 países más visitados del mundo y la industria turística aporta el 8.7% del producto interno bruto (PIB) nacional.
A raíz de la pandemia de coronavirus, el turismo -tanto interno como extranjero- se ha desplomado, poniendo en una encrucijada zonas fuertemente dependientes de este, como la Riviera Maya, Acapulco y Baja California Sur.
A LA ESPERA DE TURISTAS
Conscientes de las dificultades actuales, autoridades de turismo y el sector empresarial se encuentran trabajando en reforzar la confianza de los visitantes hacia este popular destino.
A pesar de la mala racha, han pronosticado un paulatino aumento en el arribo de aviones para este mes.
El arribo de turistas continuará creciendo “y de tener cuatro vuelos internacionales y cuatro nacionales diarios ahora tenemos el doble y está aumentando”.
“Se tenían programados para este mes 80 mil asientos reservados, de los cuales se espera que unos 30 mil vuelen finalmente al destino”, aseguró el director del Fideicomiso de Turismo de Los Cabos, Mauricio Perez Salicrup.
MÁS PROTOCOLOS Y MEDIDAS
Luego de que las principales playas de la media península se abarrotaran, el sector salud en el estado ha registrado un incremento en la ocupación hospitalaria por COVID-19.
Aunque la ocupación es todavía baja y se sitúa algo por encima del 20% tanto para camas generales como para camas con ventilador (para enfermos críticos), las autoridades temen que el personal sanitario -unos ocho mil 500 trabajadores- termine rebasado.
Con corte al 9 de julio, se contabilizan dos mil 036 casos y más de la mitad están activos, además de unas 90 defunciones.
A raíz de estos últimos eventos, la región continúa con el semáforo epidemiológico -que regula en el país la reapertura de actividades productivas y sociales- en color naranja (peligro alto).
En México -que hasta ahora suma 289 mil 174 casos y 34 mil 191 defunciones– buena parte de los estados se encuentran en este mismo color, lo que indica una muy cauta reapertura de actividades esenciales y no esenciales.
Al menos durante unas semanas más, Baja California Sur continuará sin playas ni su tradicional ocio, poniendo más si cabe en peligro el sector turístico y las miles de familias que dependen de él.