El gobierno de Estados Unidos le sigue la pista al Cártel Jalisco Nueva Generación, pues al menos desde el 2017, el Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), ideó una estrategia para asfixiarlo económicamente.
El FBI logró infiltrarse en el cártel y consiguió información confidencial por parte de un corredor financiero de la organización, encargado de lavar dinero.
La información se entregó a la DEA y al Departamento de Seguridad Interna, para que pudieran identificar operaciones de entrega de dinero para su blanqueo en Estados Unidos por cerca de un millón de dólares.
Algunas de esas operaciones pudieron ser interceptadas por el gobierno estadunidense, por lo que se determinó que este informante era confiable.
El FBI ya conocía la forma tradicional en la que los cárteles de la droga lavaban su dinero, introduciéndolo al sistema financiero estadunidense a través de empresas aparentemente legales; sin embargo, el informante les dio la pista de un método diferente.
El método consistía en que mensajeros del cártel recibían órdenes de reunirse en un punto específico con algún traficante de la organización; ahí, recibían grandes cantidades de dinero en efectivo, que después distribuían a diversas cuentas del cártel en Estados Unidos.
Posteriormente, se detectó que el dinero y las drogas eran transportados de distintas formas y en distintos cargamentos para minimizar sus pérdidas en caso de aseguramientos.
Las operaciones de entrega de dinero se hicieron en ciudades como Cleveland y Toledo, en Ohio, Boston, Massachusetts, Chicago, Illinois, Atlanta, Georgia, Seattle, Washington, y Nueva York. El hallazgo se logró gracias a transcripciones de llamadas interceptadas.
Una de éstas se realizó el 10 de abril de 2017 y en ella, el informante y un operador del cártel acordaron la entrega de 170 mil dólares en efectivo.
El informante preguntó si tenía algo para él, y propuso verlo al otro día, entre la una y las dos de la tarde, pero el operador respondió dudando, porque dijo que a esa hora el área estaba “caliente”, es decir, muy patrullada e indicó que sería mejor por la noche.
Al otro día hablaron varias veces de la hora para la entrega. Quien entregaría el dinero le dijo al informante que “mandaría a uno de sus hombres.”
Acordaron verse cerca de una carretera después de las 7:45 de la noche. El FBI le puso una grabadora digital al informante y lo envió a la zona de entrega, con una vigilancia constante.
Entonces, se realizó la última llamada antes de la entrega. El operador le preguntó al informante en dónde estaba y detalles del auto en el que iba manejando.
La conversación siguió, hasta que un Acura blanco se estacionó junto al vehículo del informante, arrojó algo al asiento del pasajero y se fue a toda velocidad. La entrega se había completado y así una fuerte cantidad en efectivo pudo asegurarse.
El FBI concluyó que el número telefónico desde donde se organizó esa entrega de dinero, coincidía con otras entregas en efectivo para el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Por eso, solicitó a la corte de Ohio un permiso especial para intervenir el celular, con dispositivos especializados, para localizar a quienes eran los encargados de las operaciones, los lugares donde se guardaba dinero y otras personas ligadas con este esquema criminal. Sospechaban que el cártel guardaba dinero en sitios del Distrito Sur de Ohio.
A tres años de iniciarse el operativo, se desconocen las cantidades incautadas al cártel.