En 2017, un par de buzos exploraban una cueva subacuática localizada en la península de Yucatán, México, sin saber que encontrarían un umbral de 71 centímetros de diámetro que sería el portal hacia una mina de ocre de 11,000 años de antigüedad.
El hallazgo fue realizado por el Centro Investigador del Sistema Acuífero de Quintana Roo (CINDAQ), una organización privada sin fines de lucro que asegura se trata de “las minas de ocre más antiguas de las Américas”.