La temporada de huracanes en el Atlántico podría ser “extremadamente activa”, con hasta diez huracanes, de los cuales seis podrían ser muy poderosos, indicó la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos.
Expertos de esta agencia difundieron este jueves sus previsiones de cara a la temporada ciclónica de la cuenca atlántica, que comienza oficialmente el 1 de junio y concluye el 30 de noviembre, y no trajeron buenas noticias para las regiones afectadas, especialmente en el Caribe y sureste estadounidense.
El Centro de Predicción Climática de NOAA pronosticó un rango probable de 13 a 19 tormentas tropicales con nombre – vientos de 63 kilómetros por hora (km/h), de las cuales entre 6 y 10 podrían convertirse en huracanes, con vientos de 119 km/h, de los cuales de 3 a 6 podrían derivar en huracanes mayores, es decir con vientos máximos sostenidos de 178 km/h o más.
NOAA proporciona estos rangos con un 70 por ciento de confianza y recordó que una temporada de huracanes promedio produce 12 tormentas con nombre, de las cuales 6 se convierten en huracanes, incluidos 3 ciclones importantes.
El meteorólogo y especialista en huracanes Gerry Bell indicó que, con estos datos en la mano, anticipan que puede tratarse de una temporada “extremadamente activa”, aunque no se atrevió a decir si llegará al nivel de la de 2005, con la que otros expertos la han comparado, y considerada la peor de la que se tienen registros.
Aquel año, en el que se batieron varios registros históricos, es recordado por el huracán Katrina, que asoló Nueva Orleans, y, junto a Rita, Emily y Wilma, alcanzaron la categoría 5 (vientos de más de 252 km/h en la escala Saffir-Simpson) que mide los huracanes por la intensidad de sus vientos.
Lo que Bell sí aseguró es que todo apunta a que nuevamente este año se estará por encima de la media en los últimos años.
Fundamenta esa previsión en su expectativa de que las condiciones del fenómeno de El Niño, que típicamente suprime la actividad de huracanes en el Atlántico, permanezcan neutrales o que se inclinen hacia La Niña, que suele potenciarla.
A ello hay que sumar unas temperaturas de la superficie del mar más cálidas que el promedio en Atlántico tropical y el Caribe, junto con una cizalladura vertical del viento reducida, vientos alisios tropicales del Atlántico más débiles y un mayor monzón de África occidental.
Bell indicó que otro elemento a tener en cuenta sobre los peligros potenciales de la próxima temporada es que el incremento de las temperaturas del agua por el cambio climático ha producido un aumento del nivel del mar, lo que favorece las inundaciones en las zonas costeras azotadas por los huracanes.
Por ello, las autoridades instaron a los residentes a que no esperen a informarse sobre si residen en zona de evacuación obligatoria y conocer las especiales condiciones que tendrá esta temporada al producirse en plena pandemia del coronavirus, lo que dificultará, por ejemplo, el dar refugio a miles de personas en albergues, como en años anteriores.
Carlos Castillo, de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) de EE.UU., recomendó a aquellos que estén en zona de evacuación que se protejan en casa de algún “familiar o amigo” o en la propia vivienda si la misma está fuera de zonas inundables antes que a un albergue debido a que este año éstos tendrán menos capacidad por la incidencia del coronavirus.
Indicó que, aunque “nunca hay suficiente espacio por el numero de personas que piden refugio”, este año puede ser peor la situación en los refugios debido a que se seguirán las recomendaciones de distancia interpersonal que establecen los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Por ello, Castillo instó a aquellos que no tienen que evacuar necesariamente a que se queden en casa “seguros” y así dejar espacio para los más “necesitados”.
Aunque la temporada de huracanes oficialmente arranca la próxima semana, de nuevo este año ya se registró una tormenta tropical, Arthur, que el pasado fin de semana pasó cerca de la costa sureste de EE.UU. sin causar graves daños.
Dado lo reiterado de estos fenómenos en los últimos años, los expertos indicaron que están estudiando los pros y contras de adelantar el inicio de la temporada.
Esto tendría como principal beneficio, indicó Bell, el anticipar los preparativos generales, porque hasta ahora se ha tratado siempre de tormentas “débiles y cortas”, situación que se mantiene en junio y julio, con un par de fenómenos de menor importancia.
Pero todo cambia al llegar agosto, mes en el que comienza el “pico” de la temporada y que prolonga hasta octubre la incertidumbre sobre la llegada de los grandes huracanes.
Las previsiones de NOAA anunciadas este jueves coinciden con las realizadas por otras organizaciones privadas y universidades, que han anticipado que será una temporada “por encima de lo normal”.
El pronóstico más alarmante es el de la compañía privada de servicios meteorológicos AccuWeather, con 14 a 20 tormentas, de las cuales entre siete y once llegarán a ser huracanes.
Entre cuatro y seis de estos últimos llegarían a categoría mayor, es decir 3, 4 o 5 (la máxima) en la escala de Saffir-Simpson.