En medio de la contingencia por el nuevo coronavirus, familias no cesan la búsqueda de sus hijos, padres, hermanas o madres, quienes engrosan la larga lista de decenas de miles de desaparecidos en México.

Si antes lo hacían cuesta arriba, en un contexto marcado por violencia y las carencias materiales, la pandemia ha obligado a algunos colectivos a aplazar sus trabajos en campo o a recibir menos apoyo por parte de las autoridades, que canalizan sus recursos en atender la crisis de sanidad. Pero, ante ante ello, han emprendido otras acciones o de plano han optado por arriesgarse con tal de encontrar a los suyos.

Con picos, palas, sombreros y gorras, las familias de las personas desaparecidas salen a pedir apoyo entre la población para conocer puntos donde cavar, y también, agua, herramienta o alojamiento si se trabajará en una misma área por más de un día.

Esas mismas familias también se juntan para manifestarse afuera de oficinas de gobierno para exigir que se agilicen búsquedas; para presionar, en conjunto, para conseguir la atención de funcionarios, y para dar a conocer jornadas de búsqueda o conferencias de prensa con la esperanza de que ciudadanos se acerquen a entregarles alguna pista que los lleve al paradero de alguien ausente o de algún entierro clandestino.

De 2006 a enero pasado, el gobierno federal tiene registro de 61,637 personas desaparecidas y de 3,631 fosas, de acuerdo con un informe de la Comisión Nacional de Búsqueda.

Cecilia Flores, líder de las Madres Buscadoras de Sonora, explica que como colectivo no aplican medidas contra la pandemia, que ha cobrado la vida de al menos 28 personas en México y contagiado a más de 1,000 en su segunda fase. Incluso, sostiene, no pararán “nada” porque su trabajo les ha rendido frutos en medio de la contingencia: la madre reporta que, desde la segunda quincena de marzo, el colectivo ha encontrado los restos de 12 cuerpos en Nogales y de otros cuatro en Hermosillo.

“Nosotros seguimos nuestras actividades igual, nosotros no paramos nada; al contrario, seguimos echándole ganas, seguiremos en la búsqueda”, advierte la madre de Alejandro Guadalupe Islas, desaparecido en Sinaloa desde 2015, y de Marco Antonio Sauceda, también desaparecido, pero en Sonora, en 2019.

La mujer considera que los gobiernos están “tapando con esta enfermedad temas importantes” como lo son las víctimas de la violencia. Tan solo entre diciembre del año pasado y el antepasado fueron halladas 90 fosas clandestinas en el estado gobernado por Claudia Pavlovich, cifra que colocó a la entidad como la cuarta que más entierros clandestinos acumuló, de los que fueron exhumados 143 cuerpos.

“Yo vivo muerta en vida, qué más me puede hacer una enfermedad: matar el cuerpo, porque el alma me la tienen muerta, yo estoy apresurada en salir a buscar a mis desaparecidos, en encontrarlos antes de morir, y no me quiero morir sin encontrarlos aunque sea en un puño de huesos”, sostiene.

Las Madres Buscadoras de Sonora actualmente promocionan una obra de teatro en la que parte de lo que se recaude será usado para comprar herramienta y pagar transporte para sus incursiones. La presentación está programada para este 3 de abril en el Teatro Emiliana de Zubeldía, en Hermosillo, y no ha sido suspendida como parte de las medidas contra la propagación del virus, de acuerdo con Cecilia.

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Búsqueda en La Mesa, Hermosillo, con resultados positivos, el pasado martes 17 de marzo. (Especial)

Quienes aún no saben si pararán sus búsquedas son los miembros del colectivo de Familiares de Desaparecidos y Asesinados de Guerrero, quienes reportan que apenas el pasado lunes realizaron trabajos en parajes del parque nacional El Veladero de Acapulco.

Portando cubrebocas y guantes, al menos 20 miembros del colectivo recorrieron la zona y ubicaron una osamenta, según informó su presidenta, María Guadalupe Rodríguez.

La madre que busca a su hijo Josué Molina, desaparecido desde 2014, explica que entiende la contingencia por el COVID-19, pero que aún no están listos para parar, aunque es un tema que analizarán con los integrantes del colectivo en próximos días.

“Tenemos lugares en donde trabajar esta semana y todavía la próxima podríamos ir a buscar fosas, todavía no hemos visto eso del todo”, apunta.

Pese a su intención de continuar trabajando, la nueva cepa del coronavirus ha obstaculizado la labor de las familias. El colectivo Solecito denuncia que las autoridades condicionaron la búsqueda de cuerpos a la presencia de servidores de la Fiscalía General del Estado (FGE), quienes por ahora están en reserva o asignados a labores relacionadas con la enfermedad.

“La mayoría de las búsquedas se hace con recursos del estado, el Colectivo Solecito es de los poquísimos que mantiene actividades de largo aliento de manera autónoma, pero hemos tenido que parar, las razones que (el gobierno ha expuesto) son de salud pública, que no quieren exponer a su gente y, bueno, nosotros tampoco queremos exponer a nuestra gente y no podemos trabajar sin la fiscalía”, explica la fundadora del colectivo, Lucía de los Ángeles Díaz Henao.

Y mientras pasa el periodo crítico de la pandemia, las integrantes de Solecito siguen afinando los cuadrantes de búsqueda de restos de desaparecidos en la fosa de El Arbolillo, municipio de Alvarado. Lucía dice que revisarán al menos 70 de los puntos identificados, pues han encontrado restos en sitios a pesar de que se exploró en el periodo de gobierno del panista Miguel Ángel Yunes.

“Superficialmente se encontraba una mandíbula, restos, ropa, hasta un teléfono, dentaduras postizas; en fosas que ya habían sido exploradas, encontramos tres cuerpos completos… No queremos que se quede nadie sin ser hallado”, explica la madre de Guillermo Lagunes Díaz, desaparecido en Veracruz desde 2013.

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Los trabajos en la fosa de El Arbolillo, en el municipio de Alvarado, fueron concluídos en el gobierno de Miguel Ángel Yunes, pero el lugar sigue arrojando restos. (Cuartoscuro / Alberto Roa)

Adriana Bahena Cruz, dirigente del colectivo Los Otros Desaparecidos, que trabaja en el municipio de Iguala, Guerrero, y sus alrededores, informó que aplazaron su agenda de trabajo para la búsqueda de fosas clandestinas, lo que ya fue notificado en una reunión con la Fiscalía General de la República (FGR).

“En este momento aplazamos, manejamos agendas de búsqueda anuales, la presenté en enero y fue aprobado por el fiscal (general), pero desafortunadamente tuvimos que aplazar, ninguna cancelada, solo vamos a revisar más adelante su reprogramación, acomodar fechas”, precisa.

Adriana, quien busca a su esposo, Saulo Rodríguez Cruz, desaparecido desde 2011, precisó que hasta este momento todos los integrantes del colectivo trabajan desde sus domicilios para evitar poner en riesgo a las personas, sobre todo porque muchas de ellas tienen más de 60 años de edad.

“Desde nuestras casas estamos trabajando para no hacer que las familias estén en las oficinas, pero nosotros seguimos trabajando, avanzando. Lo que tratamos de hacer es ver todos los asuntos con las instituciones federales pero desde casa. Seguimos operando desde casa durante todo este periodo de contingencia”.