El número 13, gatos negros, espejos rotos o caminar debajo de las escaleras, pueden ser cosas que evitas activamente, si eres como el 25% de las personas en EE. UU. que se consideran supersticiosas.
Incluso si no te consideras una persona particularmente supersticiosa, probablemente digas “bendito” cuando alguien estornuda, en caso de que el diablo decida robarle el alma, como nuestros antepasados creían posible.
La superstición también explica por qué muchos edificios no tienen un piso 13, prefiriendo etiquetarlo 14, 14A 12B o M (la 13a letra del alfabeto) en los paneles de botones del elevador debido a las preocupaciones sobre inquilinos supersticiosos. De hecho, el 13% de las personas en una encuesta indicó que quedarse en el piso 13 de un hotel les molestaría, y el 9% dijo que pedirían una habitación diferente.
Además de esto, algunas aerolíneas como Air France y Lufthansa no tienen una fila 13. Lufthansa tampoco tiene una fila 17, porque en algunos países, como Italia y Brasil, el número desafortunado típico es 17 y no 13.
¿Qué es la superstición?
Aunque no existe una definición única de superstición, generalmente significa creer en fuerzas sobrenaturales, como el destino, el deseo de influir en factores impredecibles y la necesidad de resolver la incertidumbre. De esta manera, las creencias y experiencias individuales impulsan las supersticiones, lo que explica por qué son generalmente irracionales y a menudo desafían la sabiduría científica actual.
Los psicólogos que han investigado qué papel juegan las supersticiones, han descubierto que derivan del supuesto de que existe una conexión entre eventos concurrentes y no relacionados. Por ejemplo, la noción de que los amuletos promueven la buena suerte o te protegen de la mala suerte.
Para muchas personas, involucrarse en comportamientos supersticiosos proporciona una sensación de control y reduce la ansiedad, razón por la cual los niveles de superstición aumentan en momentos de estrés y angustia. Este es particularmente el caso en tiempos de crisis económica e incertidumbre social, especialmente guerras y conflictos. De hecho, los investigadores han observado cómo en Alemania entre 1918 y 1940 las medidas de amenaza económica se correlacionaron directamente con las medidas de superstición.
Toca madera
Se ha demostrado que las creencias supersticiosas ayudan a promover una actitud mental positiva. Aunque pueden conducir a decisiones irracionales, como confiar en los méritos de la buena suerte y el destino en lugar de tomar decisiones acertadas.
Llevar amuletos, usar cierta ropa, visitar lugares relacionados con la buena fortuna, preferir colores específicos y usar números particulares son todos elementos de superstición. Y aunque estos comportamientos y acciones pueden parecer triviales, para algunas personas, a menudo pueden afectar las decisiones tomadas en el mundo real.
Las supersticiones también pueden dar lugar a la idea de que los objetos y los lugares están malditos. Como la muñeca Annabelle, que apareció en The Conjuring y otras dos películas, y se dice que está habitada por el espíritu de una niña muerta. Una imagen más tradicional es la Maldición de los faraones, que se dice que se lanza sobre cualquier persona que molesta a la momia de una persona del antiguo Egipto, especialmente un faraón.
Los números mismos a menudo también pueden asociarse con maldiciones. Por ejemplo, la figura 666 es un número que algunos creen que está asociado con el diablo, y a menudo aparece en historias de desgracia o maldiciones.
Supersticiones deportivas
La superstición también es muy frecuente en el deporte, especialmente en situaciones muy competitivas. Cuatro de cada cinco atletas profesionales informan que tienen al menos un comportamiento supersticioso antes de la competencia. Dentro del deporte, se ha demostrado que las supersticiones reducen la tensión y proporcionan una sensación de control sobre factores de azar impredecibles.
Las prácticas de superstición tienden a variar según los deportes, pero hay similitudes. Dentro del fútbol, la gimnasia y el atletismo, por ejemplo, los competidores informaron que rezaban por el éxito, se miraban en el espejo y se vestían bien para sentirse mejor preparados. Los jugadores y los atletas también se involucran con acciones y comportamientos personalizados, como usar ropa y amuletos de la suerte.
Los deportistas famosos a menudo muestran comportamientos supersticiosos. La leyenda del baloncesto Michael Jordan ocultó sus pantalones cortos de la suerte de Carolina del Norte debajo de su uniforme del equipo Chicago Bulls. Del mismo modo, la leyenda del tenis Björn Bork, según reportes, llevaba la misma marca de camiseta cuando se preparaba para Wimbledon.
Rafael Nadal tiene una serie de rituales que realiza cada vez que juega. Estos incluyen la manera en que coloca sus botellas de agua y toma duchas heladas. Nadal cree que estos rituales lo ayudan a encontrar enfoque, fluir y desempeñarse bien.
Caminar debajo de las escaleras
Lo que todo esto demuestra es que las supersticiones pueden brindar tranquilidad y ayudar a reducir la ansiedad en algunas personas. Pero si bien esto puede ser cierto, la investigación ha demostrado que las acciones asociadas con las supersticiones también pueden reforzarse a sí mismas, ya que el comportamiento se convierte en un hábito y la falta de realización del ritual en realidad puede provocar ansiedad.
Esto es a pesar de que el resultado real de un evento o situación aún depende de factores conocidos, en lugar de fuerzas sobrenaturales desconocidas. Una noción consistente con la máxima frecuentemente citada, “cuanto más trabajas (practicas) más afortunado eres”.
Entonces, la próxima vez que rompas un espejo, veas un gato negro o encuentres el número 13, no te preocupes demasiado por la “mala suerte”, ya que lo más probable es que sea solo un truco de la mente.