Los reportes de mujeres violentadas y asesinadas por sus parejas, familiares u otras personas, ya son cotidianos. Los feminicidios abarcan muchas de las noticias actuales.
Sin embargo, no todas las cifras de estos delitos se conocen o existen. Las mujeres migrantes que cruzan de Centroamérica a México y que son víctima de violencia sexual o feminicidio, son prácticamente invisibles a un registro.
Blanca Juárez, periodista e integrante de la red feminista Políticamente Incorrectas, señaló para El Big Data una clara invisibilización de las mujeres migrantes asesinadas por cuestión de género.
Consideró que si bien las autoridades tienen conocimiento de los feminicidios y de la violencia de género hacia ellas, es difícil contabilizarlos, debido a que no los reportan.
Temor a la deportación
Incluso, la violencia de género que padecen, ya sea como residentes en México o en el trayecto migratorio, no la denuncian por temor a complicar su situación de indocumentadas.
Si una mujer migrante es agredida sexualmente y ésta decide denunciar, el problema para ella será jurídico. Las autoridades migratorias la investigarán y quizá la deportarán y no indagarán la violencia.
En el caso de feminicidio, los familiares (posibles denunciantes del delito) no estarán en el país, no sabrán lo que ocurrió o no se atreverán a reportarlo a las autoridades, por el temor de también ser expulsados del país.
Es muy complejo tener una cifra de las mujeres migrantes asesinadas y/o violentadas. No existen, nadie las ve, son ciertamente invisibles, lamenta la periodista.
Centroamérica, región peligrosa para las mujeres
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tres de las cinco tasas más altas de feminicidio de América Latina se registran en El Salvador, Honduras y Guatemala. De acuerdo a esa organización, una mujer es asesinada cada 17 horas en esta región.
Al menos tres mil 500 feminicidios ocurrieron durante 2018 en 25 países de América Latina, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
En las tres naciones centroamericanas se focaliza el fenómeno migratorio del cual las mujeres forman parte de ese tránsito ilegal hacia México, para posteriormente, en algunos casos, llegar a Estados Unidos.
Susan Willers, socióloga del Posgrado de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sostiene que las rutas de tránsito migratorio de Centroamérica hacia el norte del continente, resultan particularmente difíciles para las mujeres.
En su trabajo Migración y violencia: las experiencias de mujeres migrantes centroamericanas en tránsito por México, afirma que las mujeres sufren de asaltos recurrentes que en múltiples ocasiones terminan en violaciones y otros abusos sexuales.
La Unicef denunció en 2018 que las nuevas políticas migratorias de México y Estados Unidos, ponen en riesgo a miles de niñas y mujeres.
Sin embargo, la migración es una acción de escape de distintos tipos de violencia en las comunidades de origen.
La región centroamérica experimenta un aumento de violencia, debido a fenómenos sociales como la pobreza y el narcotráfico. Esta situación impacta también a las mujeres.
La constante actividad delictiva durante el fenómeno migratorio es especialmente peligroso para mujeres y niñas. Trata y tráfico de personas y feminicidios, hacen muy vulnerable a este sector de la población.
Amnistía Internacional establece que las mujeres migrantes están particularmente expuestas al riesgo de sufrir discriminación, explotación y abusos.
La discriminación en algunos programas de migración, ha empujado a muchas de ellas a las redes de tráfico de migrantes y a la clandestinidad en los países de destino, que las convierten a menudo en víctimas de trata o las fuerzan a trabajar en economías informales, e incluso, con violación de derechos humanos.