Temporales de inusual intensidad dejaron decenas de muertos y miles de desalojados en las últimas semanas en el sureste de Brasil. Especialistas explican que nuevos patrones climáticos entraron en escena, pero que la acción humana ha creado las condiciones de estas tragedias en la zona más rica y poblada del país.
El año comenzó con más de 50 muertos en Minas Gerais y aumentó este inicio de semana con cinco fallecidos en Rio de Janeiro y 19 en Sao Paulo, donde hay aún una treintena de desaparecidos. Las imágenes de inundaciones y deslaves encabezan los noticiarios. Escenas de llanto, pánico y desesperación circulan en las redes sociales.
El volumen de agua que ha caído en los cuatro estados del sudeste (Minas Gerais, Sao Paulo, Rio de Janeiro y Espirito Santo), donde más de tres millones de personas viven en zonas de riesgo, ha alcanzado récords históricos en estos dos meses.
Yago de Sousa Nunes, de 24 años, aún espera que los equipos de rescate encuentren vivos a su madre, su padrastro y su cuñada sepultados por los derrumbes del morro Barreira de Joao Guarda, en Guarujá, un municipio costero del estado de Sao Paulo.
“Varias veces la alcaldía vino aquí, sabían que era una zona de riesgo y que esta semana iba a caer esa cantidad de agua, pero no hicieron nada para retirar a la población”, se indigna el joven, que estaba trabajando en la vecina localidad de Santos en el momento de la tragedia.
Decenas de voluntarios trabajan al pie de la colina junto a los bomberos, tratando de hallar sobrevivientes. Los bomberos estiman que hay unas 20 personas sepultadas en ese lugar, pero los vecinos aseguran que el número es mayor.
– Eventos extremos –
La formación de un cinturón de nubes en el centro del país y la ausencia de fenómenos como El Niño y la Niña, que reducen el volumen de las precipitaciones y elevan la temperatura, permitió que las lluvias que entran por el sur actuasen en el sureste, explica Andrea Ramos, del Instituto Nacional de Meteorología (Inmet).
Los temporales son esperados en la estación estival, pero se observa “un aumento de eventos extremos, por ejemplo cuando la lluvia que debía caer, digamos, en tres días, cae en menos de 24 horas”, explicó Ramos a la AFP, sin vincular directamente ese fenómeno al cambio climático, por falta estudios detallados.
“Tuvimos en este verano dos promedios más extremos. La primera mitad de la estación fue más seca” pero “a mediados de enero comenzó una muy lluviosa”, dice Marcelo Seluchi, del Centro de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden).
“El planeta se está calentando, es indudable. Tenemos en el planeta más humedad que 50 o 100 años atrás, lo que significa que aunque los sistemas meteorológicos sean los mismos, hoy tienen más potencia para causar lluvias”, comenta.
Ambos especialistas coinciden en que el crecimiento de las ciudades y la acción humana impactan en el ambiente y, en consecuencia, en el clima.
“El aumento de la población y el crecimiento de las ciudades significa que reemplazamos la vegetación por cemento y aquí viene un problema muy antiguo de Brasil: hay muchas construcciones en lugares de riesgo”, dijo Seluchia la AFP.
Más de la mitad de la población de las capitales de Rio, Sao Paulo, Espirito Santo y Minas Gerais está en zonas de riesgo y 80% de ese total “son de vulnerabilidad alta o muy alta, viven en casas muy precarias, con densidad de población elevada y alto porcentaje de niños y ancianos”.
– Problema habitacional –
Seluchi sostiene que Brasil “avanzó bastante en vigilancia y envío de alertas”, aunque el tamaño de la población en zonas de riesgo dificulta la evacuación de las mismas. “También ocurre que no todos reciben las alertas y otros no las respetan por falta de educación o miedo a que sus casas sean saqueadas. El tema habitacional es muy complejo”, afirma.
El alcalde de Rio de Janeiro, Marcelo Crivella, desató indignación al afirmar el domingo, mientras intensas lluvias caían en la región dejando cinco muertos, que “a la gente le gusta vivir allí cerca [de zonas de riesgo] porque gastan menos caños” para deshacerse de los excrementos y la orina.
Henrique Evers, del Instituto de Investigación WRI Brasil, explica que el costo de la vivienda en las ciudades, inaccesible para muchos, es lo que provoca la construcción en áreas que no deberían ser ocupadas.
“Planos habitacionales para poblaciones más vulnerables en áreas próximas a los servicios urbanos son una de las principales formas para lidiar con este desafío”, dice Evers.
Mezclar infraestructura tradicional con soluciones “verdes y azules” es una alternativa que Evers considera importante.
Consultado sobre si estos elementos están siendo incorporados a la planificación urbana de Brasil, Evers hace una pausa y opina que a pesar de ver algunas iniciativas municipales y privadas en esa dirección, “Brasil aún tiene un largo camino por recorrer”.