Los mismos resultados revelan que un 17% de las uniformadas consultadas recibió mensajes, fotos o comentarios con insinuaciones y/o insultos; un 14% conoció a compañeras que recibieron solicitudes o insinuaciones sexuales y un 10% dijo saber de casos de mujeres que han recibido amenazas por negativas a mantener relaciones sexuales.
Pilar Déziga Velázquez, investigadora de Causa en Común, señaló que tras realizar 300 encuestas y seis grupos de enfoque a mujeres policía se pudo detectar que, siete de cada diez sufrieron de violencia de género cuando estuvieron en la academia y cuatro de cada diez han sido víctimas o presenciado algún tipo de discriminación o acoso dentro de sus corporaciones.
Otros resultados que arroja el estudio son:
- Un 68% afirmó haber recibido por parte de sus instructores comentarios lascivos o piropos ofensivos.
- Un 18% fue objeto de insinuaciones o solicitudes sexuales.
- Un 9% recibió mensajes, fotografías o comentarios con insinuaciones y/o insultos.
- Un 5% fue víctima de tocamientos o manoseos no consensuados.
- El 1% afirmó haber sufrido intentos de violación.
La presidenta de Causa en Común, María Elena Morera, consideró “lamentable” el hecho de que las academias de policía no sean un espacio del todo seguro para las aspirantes.
“Es más desafortunado constatar que las corporaciones policiales tienen todas las condiciones necesarias para convertirse en espacios de subordinación y control que normalicen la violencia contra las mujeres”, denunció.
Morera hizo énfasis en que se debe promover el desarrollo de las mujeres policías o de lo contrario no será posible mejorar a las corporaciones policiales.
Si no rescatamos a nuestras policías no podremos construir la seguridad que tanto nos urge”.
El estudio también reveló que hay poca denuncia entre las víctimas ya que de quienes señalaron haber sido víctimas o testigos de conductas indebidas, solo el 17% denunció a sus agresores. Solo en la mitad de los casos se registraron sanciones consecuentes a las quejas.
De las mujeres que eligieron no denunciar, se abstuvieron porque:
- No creyeron que habría sanciones para el agresor.
- Tenían miedo de represalias por parte de sus superiores.
- No sabían dónde inconformarse.
- Desconocían que podían hacerlo.
- Lo percibían como algo normal y que no merece ser reportado.