En 2013, la vida personal y política de René Fujiwara dio un vuelco. Pasó de ser “el nieto de la maestra Elba Esther Gordillo”, situación que lo hacía proyectar una ambiciosa carrera política, a ser “el nieto de una líder sindical acusada de desvío de recursos; este cambio lo hizo pensar en “truncar sus sueños” y sentirse “en el infierno”, según sus propias palabras.
Elba Esther Gordillo, entonces secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, fue encarcelada por un presunto desvío de recursos de 2,600 millones de pesos.
A casi siete años de ese episodio, Fujiwara asegura que la vida le está dando una nueva oportunidad de incidir en el futuro de México con la construcción de Redes Sociales Progresistas (RSP) como partido político.
“Hace siete años estábamos en el infierno; entonces, después de haber estado en ese infierno tan horrible, y después del golpe terrible que se vino contra mi familia y contra el equipo político del que formábamos parte, fue algo muy duro para mí. La vida me aventó a una situación en donde yo tenía que aceptar esa circunstancia o volverme una persona muy frustrada”.
Fujiwara dejó los sacos y las corbatas que usaba hace cuando formaba parte de la LXII Legislatura de la Cámara de Diputados y los cambió por los jeans y tennis.
Casi se puede decir que se retiró de la política porque sus planes hoy en día, asegura, no están en convertirse en senador o gobernador, sino en contribuir a formar una mejor versión de México.
Previo a que Nueva Alianza, partido con el que inició su carrera política, perdiera su registro, él ya apoyaba a otra fuerza política: Morena. Entonces, se sumó a una nueva plataforma que promovía el voto a favor del político tabasqueño: las Redes Sociales Progresistas.
A punto de que las RSP alcancen el registro, “el nieto de la maestra”, como muchos lo llaman, no buscará ocupar un puesto de elección popular, considera que a través de esta nueva fuerza tiene una oportunidad para incidir en el rumbo de país.
“Yo no estaría participando en esto si no tuviera un gran sentido de responsabilidad para con México y con mi creador por esta oportunidad que me da la vida. Siento, después de lo que hemos vivido, de los fracasos y los desencuentros que vivimos en otras organizaciones políticas, que el hoy tener esta oportunidad es una fuente de gran responsabilidad”.
Asegura que la política está en su vida y no piensa alejarse de ella:
“Sería muy irresponsable agarrar a mi familia, irme del país y desentenderme de todos y dejar que el país salga por sus propios medios. Si uno tiene la posibilidad, casi casi tiene la obligación”.
Fuji, como le gusta ser llamado, no esconde su admiración y apoyo hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador. Asegura que el mandatario federal necesita una fuerza política que sea un aliado y respalde su proyecto de nación y esa función no, necesariamente, la cumple Morena, sobre todo porque en sus filas hay personajes que restan u obstaculizan la meta del mandatario.
De acuerdo con el reporte del Instituto Nacional Electoral al 28 de enero, Redes Sociales Progresistas ya cumplieron con el requisito de 20 asambleas estatales y ya superaron el número de afiliados, pues suman 346,771 cuando la meta era 233,945.
El partido que no será de Elba Esther
Aunque asegura que no le molesta tener que desmentir a cada oportunidad que las Redes Sociales Progresistas no son el partido de Elba Esther Gordillo, Fujiwara defiende el actuar de su abuela, argumenta que tuvo una trayectoria difícil para llegar a ser una de las mujeres más poderosas de México.
“Ella fue una mujer que hizo su carrera en los setentas, ochentas y noventas. Hay fotos en la casa donde ,en un presídium con 50 hombres, solo había una mujer. Esos eran otros momentos donde era difícil que respetaran a una mujer entre tantos hombres, y era más difícil que la respetaran si ella no daba imagen de poder político, de poder económico y de dureza”, defiende quien se dice es el nieto consentido de La Maestra.
Fujiwara considera que su abuela tuvo que construir un personaje para incursionar en un mundo de hombres, el cual ya no existe. La Maestra es otra y en mucho se debe a la experiencia de haber estado más de cinco años en prisión.
“Mi abuela tampoco es la misma, ha vivido unos retos personales que muy pocas personas hubieran podido enfrenar y que muchos quizá hubiéramos muerto en el intento de soportar lo que ella ha soportado. Son vivencias que la han hecho más sabia, más cercana a los maestros, más sensible a la exigencia ciudadana que en las cúpulas del poder no se siente”.