Horas antes de que se concrete oficialmente el Brexit, las distintas instituciones de la Unión Europea retiraron las banderas británicas que flameaban en sus respectivas sedes. El Consejo, el Parlamento y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos llevaron a cabo ceremonias de bajo perfil, lo que contrasta con la euforia demostrada por el gobierno de Boris Johnson y aquellos que votaron a favor del divorcio.
A diferencia del Consejo, donde el mástil donde flameaba la bandera británica quedó vacío, el Parlamento decidió reemplazarla por un bandera europea que ahora ondea junto a las del resto de los ahora 27 países del bloque.
Poco antes, la representación del Reino Unido ante la UE retiró la bandera europea de su fachada, mientras que la delegación de Escocia en Bruselas izó esta última en protesta por el Brexit.
De hecho, la líder del Partido Nacional Escocés, Nicola Sturgeon, demandó con el beneplácito del parlamento escocés que el Reino Unido le de al país la posibilidad de celebrar un nuevo referéndum sobre su independencia, considerando que más del 60 por ciento de su población votó en 2016 a favor de permanecer en el bloque supranacional.
El único ejemplar de la bandera británica restante será el que quedará guardado en la Casa de la Historia Europea, un museo sobre la construcción europea con sede en Bruselas, explicó días atrás una vocera del Parlamento.
A las 11 de la noche de Londres (la medianoche en Bruselas, sede de la UE), el Reino Unido quedará automáticamente fuera del bloque político y económico al que se había incorporado en 1973.
Lo que se abre a partir de esa noche es un período de transición en el que Londres y Bruselas deberán acordar los términos de su relación en el futuro hasta el 31 de diciembre, cuando venza el plazo de las negociaciones.