Don Joaquín Mendivil Mendivil, es un abuelito que con ayuda de un triciclo viejo y una tina, vendía elotes y esquites afuera de una tienda de conveniencia para subsistir.
Al ver que vendía poco, usuarios de redes sociales comenzaron con la iniciativa para ayudarlo, en pocas horas decenas de personas llegaron a comprar.
Don Joaquín -con bastón en mano para ayudarse a caminar y usando siempre sombrero- tiene 84 años, nunca tuvo un trabajo estable por lo que no alcanzó pensión para el retiro y diariamente vende elotes enteros y cócteles o esquites; su historia cambió el 20 de enero, cuando los cibernautas lo conocieron a través de una publicación en Facebook.
Quien hizo el posteo fue Hiram Jossué Morales Chávez, pedían ir a comprarle al señor ya que solo había vendido dos elotes, el suyo y el de su esposa.
La historia se hizo viral en redes sociales, y la sociedad de Navojoa comenzó a organizarse para promocionar los esquites y que vendiera todo, además una señora de Hermosillo le regaló un triciclo nuevo para que continúe trabajando, y otras personas acondicionaron el vehículo, lo rotularon y le pusieron luces led para mayor seguridad de Don Joaquín, y que no peligre al salir a trabajar.
El puesto que ahora lleva el nombre de “Elotes Don Joaquín” y tiene una olla nueva galvanizada, está ubicado en el Boulvear Sosa Chávez y Pedro Moreno, y hay días que no se da abasto con tanto cliente.
El triciclo usado, dijo que lo llevaría a la chatarrería para venderlo como fierro viejo; con una sonrisa y trato amable agradece a todos sus benefactores y clientes que se acercan a degustar sus elotes cocidos.
LA HISTORIA DE DON ABEL
Hace poco aquí en Excélsior digital, también te dimos a conocer una historia parecida a la de Don Joaquín, el protagonista aquella ocasión fue Don Abel Morales, vendedor de hotdogs:
“No le digo que llegué a venir en cero y si vendía, vendía seis, vendía ocho, pero pues ahí diez pesitos, veinte pesitos, algo que me ganara o que me daban era para la papa y es todavía”
“Comencé vendiendo paletas, vendiendo paletas y vendiendo hot dogs, los dos. Había una paletería en la que sacaba yo paletas, por decir desde las 11:00 ó las 12:00, hasta las 5:00 ó 6:00 de la tarde, ya a recoger y a agarrar otro carrito, por qué, porque tenía necesidad. ¿Cuánto ganaba?, pues 10, 12 pesos y ya entre los dos a ganaba unos 25 ó 30, pero en ese tiempo eran pesos señor, pesos, entonces me aventé una droguita de un carrito de hotdog, valía $3,500 pesos hace 48 años”
“Quién sabe a qué se deberá, a la competencia o a la crisis, porque no es igual; en ese tiempo no había carros, aparte de los míos no había otros, no había, pero esto pensé y me lo dijeron, señor Abel, esto es una llamarada, una pasadita, debes de aprovechar… y dicho y hecho, así fue”.
“No le digo que llegué a venir en cero y si vendía, vendía seis, vendía ocho, pero pues ahí diez pesitos, veinte pesitos, algo que me ganara o que me daban era para la papa y es todavía”.