El nuevo presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, aseguró que el gobierno de México le garantizó que hará “todo lo que esté en sus manos” para impedir el paso de nuevas caravanas de migrantes centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos.
Tras sostener una reunión con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en la capital guatemalteca, el mandatario informó a medios de comunicación que el canciller Ebrard le advirtió que se va a impedir el paso a través de la frontera mexicana a la nueva caravana iniciada en Honduras, de la cual algunos de sus integrantes ya llegaron a Guatemala.
“Hoy en la conversación con el canciller le hicimos la pregunta sobre esa caravana. El gobierno mexicano nos advirtió que no los va a dejar pasar y que va a utilizar todo lo que esté en sus manos para impedir que pasen”, declaró Giammattei a la prensa.
De inmediato no fue posible tener una versión de la cancillería mexicana. El mandatario advirtió que los migrantes se van a topar con “un muro” que no van a poder “penetrar” cuando lleguen a la frontera mexicana, de acuerdo con las conversaciones con Ebrard.
Una de las medidas para frenar la migración de indocumentados a través de las fronteras de Guatemala, dijo, será la revisión exhaustiva de documentos de menores que acompañan a migrantes para asegurarse de que son sus hijos o están bajo su tutela.
Las autoridades guatemaltecas van a ser “extremadamente exigentes”, dijo Giammattei tras advertir que, si los migrantes no presentan los documentos, los niños van a ser devueltos a Honduras.
Migrantes desafían barreras
Desde el comienzo de su mandato, el presidente Donald Trump ha buscado mecanismos para frenar la inmigración de indocumentados a su país y evitar que sigan creciendo las solicitudes de asilo, especialmente de centroamericanos.
Pero pese a las barreras impuestas estadounidenses en colaboración con los gobiernos centroamericanos, cientos de hondureños que integran la nueva caravana ingresaron este miércoles a Guatemala.
Unos 400 hombres, mujeres y niños se aglomeraron en Corinto, en la frontera de Honduras con Guatemala, unos 220 km al norte de Tegucigalpa.
Un oficial les pidió pasar a la oficina de Migración para registrarse antes de cruzar la frontera. Sin embargo, los migrantes rompieron el cerco de policías y lograron entrar a Guatemala.
Otros migrantes que llegaron después a Corinto desde San Pedro Sula en grupos pequeños fueron retenidos por los agentes que les pidieron documentos.
Wilmer Gabriel Benítez, de 30 años, iba con su hijo de 10 junto a otros cuatro hombres que no pudieron cruzar. “Vamos a esperar que vengan los demás para cruzar en grupo”, recomendó Benítez a sus acompañantes.
La vicecanciller hondureña, Nelly Jerez, aseguró a medios locales que la nueva caravana es una forma que tienen los traficantes de personas “para ganar dinero”.
Estimó que 108,000 hondureños fueron deportados en el 2019 de Estados Unidos y México, más que en el 2018, cuando fueron extraditados 75,000.
Con mochilas en la espalda, cerca de 1,000 personas, hombres y mujeres, algunos con niños en brazos y coches, se aglomeraron desde la tarde del martes en la estación de autobuses de San Pedro Sula, 180 km al norte de Tegucigalpa.
Al filo de la medianoche, cerca de la mitad del contingente salió caminando hacia Corinto.
En el trayecto, algunos subieron a camiones o vehículos que ofrecieron llevarlos, mientras los demás avanzaban lentamente a pie a la orilla de la carretera.
Los migrantes caminaban por la carretera asfaltada al borde del mar Caribe, mientras policías y militares los seguían de cerca en vehículos y retenes.
Antes del amanecer del miércoles, partieron los migrantes que quedaban en la terminal de transporte.
Pequeños grupos lograron pasar sin problemas en la aduana de Corinto, siempre que fueran mayores de edad. Policías y militares les salían al paso y, si llevaban identidad, les permitían cruzar a Guatemala, aunque retenían brevemente a los menores de edad.