A partir de febrero, el fentanilo (un analgésico y anestésico, y el opiáceo más potente disponible para uso médico, 50 veces más potente que la heroína) dejará de ser ilegal en Estados Unidos, si no es ratificada su prohibición en la Cámara de Representantes.
De ahí que el Gobierno estadounidense se muestre preocupado por los laboratorios mexicanos y chinos que se dedican a la fabricación del fentanilo, en especial el fiscal General William Barr, quien advirtió, en un editorial que se publicó en The Washington Post el fin de semana, que “las prohibiciones legales sobre las formas de fentanilo caducan el próximo mes, a menos que el Congreso las vuelva a autorizar”.
“Si el Congreso no actúa, los laboratorios ilegales en México y China están listos para inundar a Estados Unidos con lo que sería un veneno legalizado”, añadió.