La estabilidad económica y el endurecimiento de la política migratoria por parte de Barack Obama y Donald Trump ayudaron a que la migración de mexicanos descendiera 60 por ciento en la última década, de acuerdo con cifras de la Oficina del Censo de Estados Unidos.
Las estadísticas revelan que entre 2010 y 2018 cruzaron la frontera un millón 146 mil paisanos, mientras que para 2019 se calcula que hagan lo propio otros 105 mil, lo que dará un total de un millón 251 mil rumbo al país del norte.
Dicha cifra representa una disminución considerable si se compara con los 3 millones 135 mil mexicanos que emigraron durante el periodo 2000-2009 conforme a los cálculos de la Oficina del Censo.
En 2010 la Encuesta de la Comunidad Americana reveló que partieron de México 145 mil ciudadanos con el fin de buscar mejores condiciones económicas y laborales en Estados Unidos y para el año siguiente, la cifra aumentó a 155 mil migrantes.
Cabe señalar que durante esos dos años Estados Unidos se recuperaba de los estragos sufridos por la crisis inmobiliaria que estalló en 2008 y que provocó una desaceleración económica mundial y que se intensificó en la nación estadounidense con una recesión prolongada.
México no estuvo exento de la depresión de la economía mundial, tanto por su estrecho vínculo con la economía de Estados Unidos como por factores internos y para el segundo semestre de 2008, diversos indicadores mostraban que México entraba en un proceso recesivo.
En materia de crecimiento se presentó una desaceleración de la economía mexicana, que después de haber registrado un crecimiento real anual de 4.2 por ciento en 2006 y de 3.2 por ciento en 2007, para 2008 el Producto Interno Bruto apenas subió 1.1 por ciento, pero en 2009 cayó 4.7 puntos.
Para 2010 la economía mexicana subió 5.1 por ciento y en 2011 subió 3.9 por ciento, mientras que en Estados Unidos las mejoras fueron de 2.5 por ciento y 1.6 por ciento en los mismos años. México se recuperaba con mayor rapidez de la crisis financiera y esto significaba un fuerte incentivo para que no creciera la migración hacia Estados Unidos.
En 2012 se registró el cruce de 112 mil paisanos lo que representó una caída anual de casi 28 por ciento; para 2013 la cifra aumentó ligeramente hasta los 118 mil migrantes y en 2014 hubo 122 mil casos.
Los años siguientes mantuvieron una ligera tendencia a la alza en los migrantes mexicanos hacia Estados Unidos: en 2015 fueron 130 mil y en 2016 alcanzó los 136 mil mexicanos que buscaron el sueño americano.
A partir de 2017 se presenta un descenso constante en el número de cruces fronterizos que coincidieron con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y con ello diversos anuncios de redadas masivas de migrantes latinos, en especial de mexicanos.
El 13 de noviembre, el entonces presidente electo, señaló que por lo menos tres millones de inmigrantes iban a ser deportados o encarcelados en los primeros días de su gobierno, de los cuales se dará mayor énfasis en localizar a los que cuentan con antecedentes judiciales o sean identificados como pandilleros o traficantes de drogas.
En el primer año de la administración de Trump solo 119 mil paisanos cruzaron hacia Estados Unidos a pesar de que en ese entonces el presidente republicano anunció la construcción de un muro fronterizo que sería pagado por México con el fin de evitar la llegada de “criminales” hacia territorio estadounidense.
Un año después los migrantes mexicanos hacia Estados Unidos se ubicó en los 109 mil paisanos, mientras que en 2019 se estima un número no mayor de los 105 mil mexicanos.
Flujo internacional
La caída de la migración mexicana se muestra con el siguiente dato: China reemplazó a México como en el mayor país emisor de inmigrantes nacidos en el extranjero hacia los Estados Unidos a partir de 2018.
Desde 2010, la inmigración desde China e India se ha acercado o ha superado los niveles de inmigración mexicana, mientras que la inmigración de Canadá se ha mantenido relativamente sin cambios.
La Oficina del Censo de Estados Unidos señala que la migración internacional neta en 2019 fue de 595 migrantes que se agregaron a la población estadounidense, la cifra más baja en la década. Además, representa una caída notable si se compara con los 1.04 millones de migrantes que llegaron en 2016.