En su informe anual sobre la violencia contra periodistas publicado este martes, RSF destaca que México es el país del mundo con más asesinados (10) junto con Siria (10), que tiene la particularidad de que está en guerra desde hace más de ocho años.
Además, la probabilidad de que los autores intelectuales de los asesinatos de periodistas en México sean juzgados “es casi nula”, teniendo en cuenta que “la tasa de impunidad” en ese tipo de delitos contra los informadores “supera el 90 por ciento”, denuncia la organización.
El informe hace hincapié en “la ineficacia de las autoridades mexicanas” ante esta situación como lo ha puesto de nuevo en evidencia el asesinato de Norma Garabia, en el estado de Tabasco, tras solicitar sin éxito protección al recibir amenazas por sus artículos sobre la corrupción policial.
También el de Francisco Romero Díaz, a pesar de que en su caso si se beneficiaba de medidas de seguridad.
Para la ONG, Honduras -donde dos periodistas fueron asesinados “fríamente” y “a plena luz del día” en 2019- también está “superada por la corrupción y el crimen organizado” y Colombia -donde murió el documentalista Mauricio Lezama- se ve confrontada de nuevo a los “viejos demonios” de la violencia.
Reporteros sin Fronteras indica que más allá de los 14 asesinatos registrados oficialmente en su informe, la situación en Latinoamérica es tal vez peor de lo que dejan entrever esas cifras porque otros 10 periodistas han sido asesinados en Brasil, Chile, México, Honduras, Colombia y Haití, pero de momento no se han contabilizado porque se están haciendo verificaciones.
A parte de la situación en esa región, lo que verdaderamente ha marcado el descenso de los asesinatos de periodistas en el mundo es la evolución de los conflictos en Oriente Medio y en primer lugar de Siria, donde hubo 11 muertos en 2018 y donde se había llegado a cifras de 64 en 2012 y 69 en 2013.
En Yemen también disminuyó en 2019 el número (2 en lugar de 8 en 2018), lo que para RSF pone en evidencia sobre todo una menor actividad de los periodistas locales y no una menor virulencia de los combates.
De hecho, la realidad es que “cada vez menos periodistas yemeníes pueden ejercer su profesión en condiciones aceptables de seguridad”.
Algo parecido ocurre en Afganistán, donde “la cobertura mediática se ha reducido igualmente”, y solo quedan la mitad de corresponsales extranjeros en Kabul de los que había en 2014.
Allí han muerto 5 profesionales de la información este año, frente a 16 en 2018 y 15 en 2017.
Reporteros recuerda que 389 periodistas están encarcelados por razón de su profesión en todo el mundo, lo que supone un 12 por ciento más que en 2018. Eso sin tener en cuenta los que han sido detenidos “arbitrariamente” durante horas, días o incluso semanas por su cobertura de protestas que han estallado en Argelia, Hong Kong, Chile o Bolivia.
Casi la mitad de esos 389 están en tres países que tienen “las mayores prisiones del mundo” para periodistas: China (120), Egipto (34) y Arabia Saudí (32). No se quedan muy atrás ni Siria (26), ni Egipto (25).
RSF no se priva de señalar el “cinismo” de las autoridades de Pekín, que publicaron un “libro blanco” en el que presentan su país como una verdadera democracia cuando el número de informadores entre rejas se ha duplicado en un año.
En cuanto a los periodistas que están rehenes en alguna parte del mundo, son al menos 57 en la actualidad, una cifra que casi no se ha movido en un año y que en su inmensa mayoría resulta de los mismos cuatro países: Siria (30), Yemen (15), Irak (11) y Ucrania (1).