El modelo de fondeo para la construcción del Tren Maya, el proyecto de infraestructura bandera del presidente Andrés Manuel López Obrador, sufrió un cambio importante y ahora el Gobierno aportará más del 70 por ciento de su costo para evitar adquirir deuda en los mercados financieros.
Lejos quedó la propuesta inicial en donde el gobierno federal apenas tendría una participación de 10 por ciento en el financiamiento del proyecto ferroviario de cerca de mil 500 kilómetros, que pasará por los estados de Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, Campeche y Tabasco, la zona del país con alta marginación.
Rogelio Jiménez Pons, director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), reveló a El Financiero que la mayor participación del erario en este proyecto de infraestructura, con un costo de hasta 145 mil 500 millones de pesos, busca pagar la menor cantidad de intereses producto del financiamiento privado.
“Por ahora, el plan es que el gobierno participe entre un 60 y 70 por ciento y lo demás salga por sí solo.
La apuesta es que el gobierno pueda aportar el 70 por ciento o más del tren, y que lo demás se pague con deuda comprometidas con los ingresos. Eso Hacienda lo decidirá”, detalló en entrevista Jiménez Pons.
De acuerdo con el director general de Fonatur, el planteamiento de que 90 por ciento del costo fuera financiado por privados, los cuales recibirían una contraprestación del 10 por ciento cuando entregaran sus obras, preocupó al presidente López Obrador, pues el Ejecutivo busca evitar deudas que condicionen los siguientes sexenios.
“Al presidente le preocupó mucho y me dijo: ‘podemos aumentar la participación del Estado para no dejar tanto dinero comprometido en deuda’, explicó en entrevista el encargado de que el Tren Maya sea el megaproyecto que marque el sexenio.
En días anteriores, el presidente señaló que el ferrocarril será financiado con los ‘ahorros’ producto del combate a la corrupción y la política de austeridad de su gobierno, que para este año sumaron 11 mil millones de pesos, apenas 7.5 por ciento de los recursos necesarios para concluir el proyecto ferroviario.
En contraparte, para el siguiente año, el Tren Maya tendrá una partida en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de 2 mil 500 millones de pesos, una reducción del 51 por ciento en términos reales en comparación con lo etiquetado para este año.
Turismo, motor del Tren Maya
Una de las principales críticas contra el Tren Maya ha sido su viabilidad financiera en torno al costo-beneficio que supondrá la realización de este proyecto si las comunidades indígenas deciden el 15 de diciembre dar su aprobación.
Sin embargo, Jiménez Pons aseguró que ya cuentan con los estudios de costo-beneficio que muestran un buen panorama.
“Te puedo anticipar que está bastante bien el panorama, mucho mejor de lo que pensaba y demostrando de que el tren, independientemente de su altísima rentabilidad social, hay una oportunidad económica muy alta”, aseguró.
Uno de los datos que arrojó el estudio De costo-beneficio, realizado por PricewaterhouseCoopers (PwC) es el importante componente de ingresos que supondrá el transporte de turistas entre los diferentes polos turísticos, particularmente entre Cancún, Tulum y Mérida.
“Un componente revelador que arrojaron estos estudios fue el que resulta bastante bueno el turismo, es una cantidad que no esperábamos tan alta. Son gráficas muy elocuentes, muy atractivas”, indicó.
Tras cinco años de funcionamiento, el proyecto prevé transportar 4 millones de turistas en la zona sur-sureste de México, conectando las estaciones con polos de desarrollo, planeados a partir de la terminal ferroviaria.
Confiamos en la encuesta
La aprobación de la obra de los pueblos indígenas es, además de un requerimiento legal, una obligación para el gobierno de López Obrador, por ello, entre el viernes y sábado anteriores se realizaron una serie de 15 asambleas informativas en los distintos puntos por donde transitará el tren, las cuales llevarán a las comunidades originarias a una encuesta el 15 de diciembre.
La pregunta que deberán responder los pobladores es: “va el Tren Maya, sí o no”, para la cual el Fonatur tiene la plena confianza que avanzará el proyecto con la aprobación de las comunidades.
“No hay ninguna duda, estoy convencido de que ya me medimos el agua a los tamales, como dijo el presidente. Lo que tenemos que hacer es patente ese apoyo, lo tenemos que ratificar, debe existir un ejercicio democrático, que el sureste se muestre solidario y unido en torno al proyecto”, aseguró el titular del Fonatur en entrevista con El Financiero.