Según el senador republicano David Perdue, el negocio del tráfico ilícito de drogas a través de la frontera entre México y Estados Unidos vale aproximadamente unos USD 500 mil millones.
Sin embargo, de ese monto hipotético el 80% de las ganancias se reparten en territorio estadounidense, mientras que México solo se queda con el 20 por ciento restante. Esto quiere decir que de cada 10 dólares que deja el negocio, ocho ingresan a la economía de EEUU.
Pese a la insistencia del presidente Donald Trump de declarar a los cárteles del narcotráfico como grupo terroristas, el mapa del crimen organizado que cada año ofrece la DEA muestra que la presencia de los grandes grupos criminales es mucho más amplia en Estados Unidos que en territorio mexicano.
En el caso del Cártel de Sinaloa, por ejemplo, el territorio que domina en el noroeste mexicano es ínfimo a comparación del control que ejerce en el país vecino del norte, donde cubre una geografía diez veces mayor que va desde Kansas hasta Boston, y desde Florida hasta Minnesota.
“En efecto, si sólo se atendiera el argumento de la presencia territorial, esa empresa criminal merecería obtener antes la nacionalidad vecina que la nuestra”, escribió Ricardo Raphael, periodista y director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (UNAM), en su columna para el periódico El Universal.
El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), considerado como uno de los más poderosos, tiene presencia en 22 estados de los 32 que conforman la república mexicana. Sin embargo, en Estados Unidos su presencia abarca 35 estados, en los que introduce grandes cantidades de droga tanto en pueblos pequeños como grandes ciudades.
Una investigación de nueve meses del Courier Journal reveló cómo la organización criminal extendió sus operaciones por EEUU y Puerto Rico, tejiendo “una red pegajosa que ha atrapado a dueños de negocios en dificultades, miles de usuarios de drogas e inmigrantes mexicanos aterrorizados para desafiar las órdenes del cártel”.
La investigación de The Courier Journal documentó células de integrantes del Cártel Jalisco que se instalaron en un condominio de lujo cerca del distrito honky-tonk del centro de Nashville; otras más se ubican en un lujoso apartamento en Hollywood cerca de Sunset Boulevard, así como en suburbios en Cairo, Illinois; Johnson City, Tennessee; y Kansas City, Missouri.
También se estableció en el centro-sur de Virginia, en un conjunto de casas en Axton, una pequeña comunidad de unas 6.500 personas, y en zonas importantes como Los Ángeles, Chicago y Atlanta.
La velocidad de crecimiento del CJNG en menos de una década ha convertido a la organización en un “peligro claro, presente y creciente”, expresó Uttam Dhillon, administradora interina de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés). “Quieren controlar todo el mercado de drogas”, aseveró.
La investigación identificó al menos dos docenas de “células”, que, según la DEA, han instalado estrategias para contratar vendedores locales de diferentes etnias, que por algún motivo se han sentido identificados con la comunidad convirtiéndolos en aliados leales.
“El poderoso sindicato internacional de ‘El Mencho’ (Nemesio Oseguera Cervantes, el fundador) está inundando Estados Unidos con miles de kilos de metanfetaminas, heroína, cocaína y fentanilo cada año, a pesar de ser blanco repetidamente de investigaciones prolongadas”, destacó la investigación, que también hizo énfasis en cómo el flujo interminable de drogas de los cárteles mexicanos ha contribuido a la crisis de adicción sin precedentes de este país, devastando familias y matando a más de 300.000 personas desde 2013.