Miembros de la policía uniformada chilena, Carabineros, han cometido “graves violaciones a los derechos humanos” en los 40 días de protestas sociales, ha informado la organización Human Rights Watch (HRW), este martes en Santiago de Chile. La “evidencia sólida” recogida por la ONG muestra “preocupantes denuncias” tanto de uso excesivo de fuerza contra transeúntes y manifestantes, como abusos durante la detención de los ciudadanos, tales como golpizas brutales y abusos sexuales. El director para las Américas de la organización, José Miguel Vivanco, que se reunió esta mañana con el presidente Sebastián Piñera, hizo un llamado “urgente” a una reforma policial.
“Los abusos durante el período de detención y las graves lesiones sufridas por cientos de manifestantes ocurrieron en gran medida debido a las falencias estructurales para asegurar una adecuada supervisión y rendición de cuentas por las actuaciones de carabineros, que ya existían antes de las manifestaciones del último mes”, indica HRW en su informe. De acuerdo con Vivanco, las denuncias “no pueden quedar impunes y deben ser pronta y rigurosamente investigadas y sancionadas”.
La ONG habla de un uso indiscriminado e indebido de armas y escopetas antidisturbios, «golpes feroces» a los manifestantes, disparos con municiones tipo bean bag (perdigones de plomo dentro de una bolsa de tela), cartuchos de gases lacrimógenos dirigidos directamente contra los protestantes y atropellos con vehículos y motocicletas oficiales.
“Otra de las acusaciones más frecuentes fue que carabineros obligaron a detenidos –incluidos niños y niñas– a desvestirse y hacer sentadillas totalmente desnudos en comisarías”. Aunque se trata de una práctica prohibida desde marzo pasado, la ONG advirtió de que todavía ocurre, incluso antes de las manifestaciones. De acuerdo con la información del Ministerio de Salud recogida por la organización humanitaria, hasta el 22 de noviembre “los servicios de urgencia atendieron a 11.564 personas heridas” en el contexto del estallido social, de las cuales 1.100 presentaban lesiones moderadas o graves.
Para HRW, las protestas, que comenzaron el 18 de octubre, “reflejan un descontento masivo por profundas deficiencias en los servicios públicos y la desigualdad económica”. Después de más de 70 entrevistas realizadas durante este mes –a víctimas, policías, médicos, abogados, académicos, representantes de la sociedad civil y altas autoridades del Estado y del Gobierno–, la organización concluyó que “carabineros hirió a miles de personas, con independencia de si habían participado en hechos violentos o no”.
Un asunto “particularmente alarmante” resulta el uso escopetas antidisturbios que “disparan perdigones en forma indiscriminada”, indicó HRW. Aunque su uso fue suspendido la semana pasada por Carabineros a la espera de informes que determinen su contenido –a las autoridades ahora les resulta dudoso de que se trate de balines de goma, como afirmó la policía durante semanas–, los perdigones causaron al menos 220 lesiones oculares, de acuerdo con el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), un organismo independiente y público.
En su informe, la ONG destaca que el Ministerio de Salud reportó que de las 220 personas lesionadas en los ojos, 16 habían perdido la visión total de un ojo y que 34 habían sufrido heridas graves que podrían resultar en pérdida de visión total y parcial. Para la organización humanitaria, el uso de las escopetas antidisturbios “debería suspenderse en forma indefinida en todas las circunstancias hasta que autoridades idóneas e independientes lleven a cabo una amplia auditoría para determinar los riesgos que entrañan”.
Entre las personas que han perdido la visión total de un ojo se encuentra Marlene Morales, de 33 años. El 19 de octubre pasado se acercó junto a su hija, de 14 años, a una multitud, cerca de su vivienda en Santiago de Chile. Escuchó disparos y sintió el impacto de un perdigón en su ojo derecho. “Perdí la visión inmediatamente. Había mucha sangre”, relató a HRW. Para la organización, que algunos heridos fueran alcanzados por múltiples perdigones “sugiere que la policía disparó de cerca”. Fue el caso de una estudiante de secundaria del Liceo 7, del municipio de Providencia, en la capital. La muchacha recibió cerca de diez perdigones en su cuerpo, cuando la policía entró a su establecimiento el pasado 5 de noviembre.
La Fiscalía chilena investiga 26 muertes, entre las que se cuentan cinco que habrían sucedido por acción de agentes del Estado. Los fiscales indagan el caso de un manifestante que murió después de “presuntamente recibir una golpiza de carabineros en la calle”, indica HRW. Se investigan a su vez las muertes de “otras tres personas que habrían recibido disparos letales por militares y la de una persona que fue atropellada por un vehículo de Infantería de Marina”, informa el reporte de la organización humanitaria.
En paralelo, señala la ONG, personal médico indicó que un manifestante con una afección cardíaca “murió al no poder recibir atención de emergencia adecuada, debido a que algunos carabineros emplearon armas contra manifestantes y profesionales de la salud que lo estaban atendiendo” en el epicentro de las protestas, en la Plaza Baquedano de la capital. La Fiscalía chilena investiga, en tanto, las muertes de otros dos hombres que estaban bajo custodia de carabineros, que actualmente se consideran suicidios.
HRW tomó conocimiento de al menos otras 18 personas que murieron en incendios durante saqueos, fueron atropellados por vehículos particulares durante las manifestaciones o murieron por otras causas sin que haya pruebas “hasta el momento” de que estuvieran implicados agentes del Estado.
El informe de HRW recuerda que el INDH ha presentado 442 querellas y 341 se refiere a delitos como torturas y malos tratos y otras 74 a denuncias de abusos sexuales. El pasado 21 de octubre, infantes de Marina detuvieron a una mujer de 39 años en la ciudad costera de Valparaíso. “Los agentes jalaron su cabello, la arrojaron al suelo y la propinaron golpes en la espalda con sus armas. Le ordenaron que caminara como un perro mientras le apuntaban con sus armas, hasta llegar a una parte de la calle donde corría agua y allí le dijeron que se arrastrara como un gusano”, denuncia la ONG.
Los desnudos en comisarías afectan sobre todo a las mujeres y las niñas, según HRW. Xiomara Aguilar, de 18 años, fue detenida en los primeros días de protesta. En la comisaría, junto a su amiga “las obligaron a desvestirse y hacer sentadillas completamente desnudas”. “Una abogada de derechos humanos nos contó otros casos en los que los carabineros tocaron los genitales de las mujeres tras obligarlas a quitarse la ropa”, agrega el informe. El INDH también documentó casos de amenaza de violación sexual, así como la violación sexual de cuatro hombres.
“Me hacían gritar muy fuerte: ‘Soy maricón”, relató Josué Maureira. El joven, de 21 años, llevaba las uñas pintadas y pantalones apretados el pasado 21 de octubre cuando fue detenido en un supermercado que había sido saqueado en Santiago, según contó a HRW. Una vez en la comisaría, cinco carabineros lo violaron con un bastón policial.
La organización humanitaria indica que, aunque la mayoría de los manifestantes actuaron de manera pacífica, en estas cuatro semanas «algunos grupos» han cometido “graves actos de violencia”, como ataques a carabineros y a comisarías con piedras y bombas molotov, saqueos y quema de bienes públicos y privados.
HRW se entrevistó con policías heridos que, según la institución, llegan a 1.896 agentes. De ellos, 127 presentan lesiones graves, incluidos cinco que perdieron parcial o totalmente la visión. La ONG señala que se movilizaron a 20.000 de sus 60.000 agentes para responder a las manifestaciones en todo el país -–de los que solo 1.400 son especialistas de Fuerzas Especiales–, sacando a la calle incluso a policías dedicados a labores administrativas tras recibir una capacitación de apenas un día. En estos 40 días han trabajado en turnos de hasta 16 horas en vez de 8 “sin tomar días de descanso ni remuneraciones por horas extra”.